El curso empresarial es intenso, y más para los empresarios y directivos: reuniones, proyectos, presupuestos, gestión de equipos…, y estrés, mucho estrés. El cuerpo y la mente están en un estado de alerta constante impulsados por los plazos, la responsabilidad, el día a día. Pero esta es una situación que si se prolonga excesivamente en el tiempo puede llegar a afectarnos a nivel emocional y psicosocial. Es fundamental hacer una pausa.
La época de vacaciones estivales es el momento perfecto para ello ya que la actividad laboral baja, en la mayoría de los casos, y los emprendedores o responsables de empresas pueden «permitirse» esos necesarios días de reseteo. No en vano en España es «obligatorio» el descanso anual, que cualquier trabajador reclamará como su merecido derecho. Pero en el caso de los empresarios y autónomos, muchas veces no es tan fácil de tomar, por responsabilidad, porque no se pueden permitir desaparecer o porque, sencillamente, están tan metidos en la rueda del día a día que les cuesta mucho desconectar.
Son precisamente quienes tienen más estrés a los que les cuesta más desconectar y hay muchos que no pueden dejar de pensar en el trabajo y que incluso en vacaciones están pendientes del móvil o del ordenador. O, peor, que llegan a este periodo con tal carga acumulada de agotamiento emocional que aun fuera de la ciudad pueden seguir experimentando trastornos del sueño o alimentación, irascibilidad, desánimo, ganas de llorar o tendencia al aislamiento.
Pero, veámoslo desde otro punto de vista: está comprobado que un trabajador descansado y mentalmente saludable es más productivo, comete menos errores y aporta mucho más en términos de creatividad, resolución de problemas y en un -nada desdeñable- buen ambiente laboral. Según un estudio realizado entre gerentes alemanes, y que podemos extrapolar a los directivos españoles, se ha demostrado que unas vacaciones, aun cortas, no solo mejoraron enormemente el nivel de estrés y bienestar, sino que además esta sensación se sigue percibiendo hasta un mes y medio después de haber vuelto al trabajo.
Así que, si nos cuesta, debemos esforzarnos por lograrlo, empezando por restarnos protagonismo. Es decir, no creyendo que sin nuestra presencia las cosas no saldrán bien, aprendiendo a delegar en nuestro equipo y asumiendo el descanso como parte del proceso. Cada persona es distinta, y para cada una la idea de desconexión puede variar. No necesariamente tiene que significar ‘desaparecer’ (a veces, siendo realistas, no se puede), pero sí dedicarnos tiempo de autocuidado, dejar que la espontaneidad fluya o hasta holgazanear un poco.
Se puede conseguir si se siguen estas pautas, adaptándolas, como digo, a la personalidad, situación y gustos de cada uno:
- Mejor poco a poco que de golpe: Planificar la marcha, terminando proyectos, delegando tareas y alargando plazos nos ayudará a tranquilizar la mente y evitar la sensación de que estamos abandonando a la empresa. La semana antes de las vacaciones ya se debería estar bajando un poco el ritmo antes de la partida real, para ir acostumbrando el cuerpo y la mente. Y lo mismo para la vuelta: intenta que sea gradual, dedicando los primeros días del retorno a planificar, ordenar y revisar de manera sosegada.
- Si no puedes desaparecer un mes, coge al menos una semana: A veces, en la práctica, es imposible para un empresario o directivo estar fuera mucho tiempo. En ese caso mejor plantéate dividir las vacaciones en periodos más cortos y salteados durante el verano (o, mejor, durante todo el año, si podemos con algún día cada mes). De este modo, no tendremos la sensación de abandonarlo todo y los periodos cortos elegidos podrán ser de descanso real.
- Planifica el tiempo para ti: El cerebro no necesita tanto desconexión, como una buena gestión de los tiempos. Aprende a conocerte y dedicarte estos días de descanso a equilibrar tiempos, conocerte a ti mismo, plantear límites, escoger ambientes… Todo ello te ayudará a mantener la mente ocupada y a no pensar en el trabajo.
- Tiempo con los tuyos, y también tiempo a solas: En la etapa de la crianza, si tenemos familiares mayores o incluso a veces al viajar solo con amigos o con la pareja podemos tener la sensación de que el periodo vacacional es tanto o más estresante que el laboral. Y sí, es fundamental dedicar este tiempo a reforzar lazos, pero también a reforzarlos con uno mismo. Opciones como hacer coincidir días de campamento de verano de los hijos con algunos días de descanso privados en vacaciones nos pueden dar ese espacio personal.
- Si tienes que conectarte hazlo, pero con normas: Nadie se va de vacaciones sin su teléfono móvil, y quizá solo unos pocos sin su ordenador personal, así que al menos programa unos horarios para que éstos no sean omnipresentes durante las vacaciones. Si no puedes evitarlo completamente, abre el ordenador solo media hora al día, y archiva los chats del trabajo mientras estás de vacaciones.
De nuestro descanso depende, como gerentes y empresarios, el futuro de la empresa el próximo curso, así que la desconexión en vacaciones no es algo para tomar a la ligera, ¿no creen?
Mariola Fernández
Responsable clínica del Hub de Psicología de Affor Health