En un entorno cada vez más digitalizado, la ciberseguridad ha pasado de ser un tema técnico a convertirse en una prioridad estratégica para las empresas. Proteger los entornos digitales es hoy tan importante como garantizar la seguridad física de las instalaciones. Sin embargo, muchas pymes siguen sin ser plenamente conscientes del riesgo: según datos de ENISA e IBM X-Force, una brecha de seguridad puede costarles entre 120.000 y 200.000 euros, y los ataques tardan una media de seis meses en ser detectados.
A pesar de que el 70 % de los ciberataques se dirigen específicamente a pequeñas y medianas empresas, el 60 % de ellas aún carece de una estrategia definida en este ámbito. “Muchas empresas creen que la ciberseguridad es solo cosa del departamento de IT, pero en realidad debe integrarse en todos los procesos”, advierte Marcelo Dos Reis, CEO de Grupo SPEC. El auge del teletrabajo y el uso de dispositivos personales sin protección adecuada han abierto nuevas puertas a los ciberatacantes.
Uno de los puntos más vulnerables es el control de accesos: una solución mal protegida puede ser la vía de entrada para intrusiones que afectan tanto a los sistemas locales como a la nube. Además, proliferan amenazas silenciosas como la suplantación de identidad mediante phishing, especialmente dirigidas a departamentos de Recursos Humanos para obtener información sensible de los empleados.
Ante este escenario, compañías como Grupo SPEC promueven un enfoque integral en el que la ciberseguridad se incorpora desde el diseño de todas sus soluciones. “No existe transformación digital sin ciberseguridad”, afirma Dos Reis. La empresa apuesta por certificaciones reconocidas como la ISO 27001 y el Esquema Nacional de Seguridad, así como por auditorías constantes que garanticen entornos digitales seguros.
Entre las herramientas más eficaces destacan las pruebas de penetración (pentesting), que simulan ataques reales para detectar vulnerabilidades, y la formación continua del personal. Ambas son esenciales para frenar amenazas como la ingeniería social o los cada vez más frecuentes ataques de ransomware. En un ecosistema empresarial donde los riesgos digitales evolucionan con rapidez, adoptar una cultura preventiva de ciberseguridad ya no es una opción, sino un imperativo para garantizar la resiliencia de las pymes.