Muchas pymes están dando pasos hacia la digitalización con herramientas de automatización o inteligencia artificial, pero siguen arrastrando sistemas de gestión (ERP) antiguos que limitan su capacidad para crecer, adaptarse o incluso protegerse frente a ciberamenazas. Según Microsoft, mantener estos sistemas puede consumir hasta el 90 % del presupuesto de tecnología, dejando poco margen para la innovación. En este contexto, la consultora española Excelia ha lanzado el informe “CIOs en la cuerda floja: el alto precio de un ERP obsoleto”, donde identifica las señales más claras que indican que una empresa necesita modernizar su ERP.
Entre los síntomas más frecuentes están las actualizaciones complejas o inexistentes, los problemas de integración con otras soluciones (como CRM, comercio electrónico o apps móviles), y los procesos manuales que aún dependen de hojas de cálculo o duplicación de datos. También son señales de alerta la falta de acceso desde dispositivos móviles o en la nube, los informes poco fiables o lentos, y los altos costes de mantenimiento. Todo esto, sumado a una mala experiencia de usuario y la falta de escalabilidad, dificulta que el ERP acompañe el crecimiento del negocio.
La buena noticia es que modernizar el ERP no tiene por qué ser un proceso caótico ni costoso si se hace de forma escalonada. Excelia recomienda empezar con un diagnóstico claro, priorizar las áreas más críticas y aplicar cambios por fases, con una estrategia bien definida. Contar con el apoyo de un socio experto permite aprovechar mejor cada inversión y evitar errores que puedan frenar el proceso.
Una vez modernizado el sistema, las empresas pueden dar un paso más incorporando herramientas de inteligencia artificial, que transforman el ERP en un asistente proactivo. Esto permite automatizar tareas repetitivas, anticipar problemas y tomar decisiones más rápidas y acertadas, liberando tiempo y recursos para tareas de mayor valor añadido.