La ciberseguridad en España afronta un cambio estructural en 2026, y las pequeñas y medianas empresas no pueden quedarse al margen. La entrada en vigor de la Directiva NIS2 y marcos como DORA o eIDAS2, junto con las políticas del ENS, obliga a las compañías a repensar cómo protegen sus sistemas, datos y operaciones. Al mismo tiempo, el auge de la inteligencia artificial y la escasez de talento especializado hacen que los ataques sean más rápidos, autónomos y difíciles de detectar.
Según previsiones de mercado, el gasto en ciberseguridad en España superará los 5.000 millones de euros en 2026, impulsado por servicios gestionados, automatización basada en IA y cumplimiento regulatorio. A nivel global, el mercado alcanzará los 213.000 millones de dólares, un 14 % más que en 2025.
Frente a este escenario, Factum identifica ocho tendencias que las pymes deben tener en cuenta para mantenerse seguras y competitivas:
- De la seguridad técnica al gobierno del riesgo. La normativa obliga a las empresas a coordinar la ciberseguridad con el negocio, creando modelos GRC (Governance, Risk & Compliance) que integren trazabilidad, control y comunicación directa con la dirección. Según David López, director de operaciones de Factum, “el gran salto en 2026 será pasar de apagar incendios a anticipar riesgos”.
- Ciberseguridad como servicio (CaaS). La falta de personal especializado y el alto coste de equipos internos empuja a muchas pymes a externalizar la gestión completa de la seguridad. Estos servicios incluyen detección, respuesta, formación y vigilancia 24/7, manteniendo siempre el control de los datos y la alineación con la estrategia de negocio.
- Automatización defensiva con IA. La inteligencia artificial pasará a ser un protagonista en los centros de operaciones, detectando anomalías en tiempo real, automatizando respuestas y anticipando amenazas antes de que se materialicen.
- Convergencia entre IT y OT. La digitalización de entornos industriales, sanitarios y logísticos aumenta la exposición a ciberataques. Las pymes que operen con IoT o sistemas de control industrial deberán integrar la protección de OT en sus operaciones y aplicar arquitecturas Zero Trust.
- Ciberresiliencia y continuidad del negocio. El ransomware sigue siendo la amenaza principal. Las pymes deben garantizar que sus servicios críticos continúen funcionando incluso bajo ataque, con planes de respuesta y protocolos de comunicación de crisis probados.
- Seguridad de la identidad y trabajo híbrido. La identidad digital se convierte en el nuevo perímetro corporativo. La autenticación adaptativa, el control de accesos privilegiados y la gestión de dispositivos personales son esenciales para equilibrar seguridad y productividad.
- Cultura y formación continua. Los errores humanos siguen siendo la puerta de entrada más frecuente para los ataques. La formación y concienciación deben convertirse en parte de la operativa diaria, con simulaciones y métricas de madurez del equipo.
- Transparencia y reporte a la dirección. La normativa exige informar a la alta dirección sobre incidentes, madurez y riesgos. Las pymes que implementen paneles de control con KPIs claros y métricas traducidas a lenguaje de negocio estarán mejor preparadas para tomar decisiones estratégicas.







