Si antes estábamos acostumbrados a hablar de la depresión postvacacional, tras regresar de las vacaciones veraniegas, ahora se habla de la depresión postnavideña ante los propósitos que uno siempre se plantea pero no cumple, junto a las dietas que hay que realizar por los excesos cometidos o no poder gastar mucho porque la VISA ya no da más de sí. Todo ello hace que entremos en un estado de desánimo, tristeza, apatía y frustración.
Para no caer en ello, la psicóloga Mónica Mendoza, autora del libro “Lo que NO te cuentan en los libros de ventas: 20 verdades que necesitas conocer urgentemente para vender más”, aconseja empezar el año con calma y no marcarse propósitos porque los demás lo impongan. En su opinión, es mejor marcarse objetivos a lo largo del año, recordando que para conseguir los mismos hay que ser constante.
A la hora de consumir, no hay que quedarse en casa sin hacer nada porque esto puede ser perjudicial, advierte la experta. Si no hay dinero, se pueden realizar muchas actividades que no suponen un desembolso económico. Y en cuanto al peso, es algo que hay que recuperar de manera paulatina, pensando que lo hacemos por nuestra salud.
En definitiva, afirma la psicóloga: afrontar la cuesta de enero, no como una nueva etapa, sino como una que continúa, enfrentándose a ella, con calma e ilusión. La disciplina y constancia es lo que nos ayudara a conseguir los objetivos y no el cambio de año”.
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