El capital riesgo en España afianza su tendencia al alza, con una inversión de 1.174 millones de euros en el primer semestre de 2014. Este dato, que se desprende del informe de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo, supera en más del doble las cifras del mismo periodo del pasado ejercicio. Es evidente que estamos ante un proceso de recuperación que viene propiciado en buena medida por la pérdida del miedo inversor, lo que ha facilitado la entrada en el mercado de nuevos fondos de capital riesgo y ha incrementado las inversiones extranjeras, que se han contagiado de los buenos resultados a nivel financiero. De hecho, en los seis primeros meses de 2014 una veintena de operaciones han acaparado el 75% de los fondos —procedentes de capital extranjero—, y el 25% restante —procedentes de capital nacional— han ido a parar a 211 operaciones. A la luz de estos datos, es evidente que por fin el capital riesgo en pymes ha decidido apostar por el tejido empresarial español, en concreto, en su fase de arranque y expansión.
En la consolidación de esta tendencia, inversores privados del venture capital han tenido una actuación concluyente, pues además de su compromiso con la red de startups nacionales, han llevado de la mano a las instituciones para ampliar y desarrollar nuevas herramientas financieras. Un agente activo y decisivo en esta materia ha sido la creación de The South Summit, una cita que anualmente reúne en concurso a las startups más punteras del sur de Europa —y ahora también del Mediterráneo y Latinoamérica— y que sirve de punto de encuentro para más de 3.500 emprendedores y 400 inversores. Desde que el fondo público de inversión Spain Startup pusiera en marcha esta iniciativa hace tres años, las startups finalistas han levantado más de 45 millones de euros en diferentes rondas de financiación, cerrado acuerdos con empresas líderes en sus sectores y creado más de 150 puestos de trabajo. Esta conferencia ha supuesto, por tanto, una simbiosis para con los fondos privados y ha fomentado un estímulo de atracción para la coinversión en el sector del capital semilla en España. En concreto, los niveles más altos de inversión han tenido lugar en las áreas de tecnología, comercio electrónico y biomarcadores, una apuesta lógica teniendo en cuenta la influencia internacional y la evolución del mercado de servicios globales. Y, aunque la preferencia de sectores es claro, no lo es tanto la cantidad del importe a invertir: unos prefieren inversiones elevadas en pocas empresas —es el caso de los fondos extranjeros—, otros prefieren invertir importes pequeños en muchas empresas, una decisión por la que se inclinan fundamentalmente los fondos privados nacionales, de forma que el heterogéneo tejido empresarial de nuestro país quede cubierto bajo el amparo de un mismo paraguas financiero.
En efecto, gobiernos, economistas e inversores coinciden en que para que la economía repunte es necesario consolidar las empresas, apostando por la innovación y por la internacionalización. Sin embargo, los agentes activos a nivel financiero deben potenciar y promocionar los casos de éxito en el mercado empresarial. El efecto contagio que esta circunstancia produciría animaría a los business angels e incluso provocaría el impulso de medidas de crecimiento por iniciativa de las instituciones públicas. Una buena muestra de ello es, precisamente, el plan de crecimiento para pymes del pasado mes de junio o la Ley de Emprendedores que aprobó el gobierno el año pasado. De hecho, aunque finalmente estos textos no hayan dedicado ningún capítulo a exenciones fiscales e incentivos para inversores, al menos han servido para dar un impulso al sector con medidas de apoyo a los jóvenes a través de la financiación, el auténtico caballo de batalla del emprendedor que da una tregua a las pymes implantando incentivos fiscales. Estos avances, junto a la exquisita preparación de los jóvenes españoles, han generado un caldo de cultivo idóneo para consolidar la tendencia al alza de las inversiones de capital riesgo en nuestro país.
No obstante, si queremos instalar definitivamente una red empresarial próspera, las instituciones han de continuar en la senda de países modelo como Estados Unidos o Israel que, según sus respectivos centros de investigación de Venture Capital, en los últimos meses han realizado inyecciones de capital que alcanzan las cifras más altas desde el año 2000. Unos datos termómetro que miden el inicio del fin de la recesión mundial y expanden su efecto contagio a España, animando a los fondos extranjeros y nacionales a realizar inversiones “de riego” para crecer y consolidar, de una vez por todas, el tejido empresarial.
Pablo Ventura
Director de la Fundación José Manuel Entrecanales