En el mundo empresarial español se percibe a China como uno de los principales puntos de interés en el mundo para producir a bajo coste. Un enfoque que hace años que está siendo demasiado explotado y que no refleja correctamente la realidad de la economía en esta región del mundo, la cual cuenta con muchas empresas con un alto potencial. Algunas de ellas disponen de tecnologías, conocimientos técnicos y una capacidad de desarrollo de producto muy significativa. En general, Asia ofrece un gran potencial, calidad de producción y una fuerte capacidad financiera.
Unas fortalezas muy relevantes que han llevado a que el país con la economía más fuerte del continente, China, haya adelantado a los Estados Unidos y se haya convertido en 2014 en la primera potencia económica del mundo, según los últimos datos publicados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Producto Interior Bruto (PIB) a paridad de poder adquisitivo de China ha alcanzado los 17,63 billones de dólares, mientras que el de Estados Unidos se ha quedado en 17,42 millones de dólares. La distancia entre ambas potencias es muy escasa, pero los expertos señalan que ésta se irá ampliando con el paso de los años. Y es que según el FMI, en 2019 el PIB chino alcanzará los 26,9 billones de dólares mientras que el de Estados Unidos será de 22 billones de dólares.
Uniendo fortalezas
La evolución de los datos de la economía china muestra cómo las fortalezas de la estructura económica y empresarial asiática son más que evidentes, aunque no completas. Como todas las economías del mundo, la asiática no es perfecta. Su punto débil es el marketing, la comercialización y el diseño. Unos ámbitos en los que justamente en Europa somos expertos. En los países europeos abundan los profesionales con un gran talento para la exportación, los abogados de patentes, los diseñadores industriales o los diseñadores gráficos. Y a su vez parece claro que Europa no tiene la misma capacidad que China en la obtención de altas productividades en fábricas equipadas para producir de forma masiva con sistemas de última generación. La economía global puede sacar un gran provecho de esta situación. Uniendo las capacidades y las fortalezas de la cultura empresarial y la economía europea y asiática se pueden crear marcas y productos globales en las que converjan estos dos mundos. El resultado son empresas globales que operan de forma plenamente integrada y que son gestionadas por profesionales con formación y vocación internacional, experimentados en dirigir un equipo de profesionales europeos especializados en marketing, creatividad, diseño, comercialización y servicio; y a la vez obtener una alta productividad en fábricas situadas en Asia.
Globalización e internacionalización
Es importante recordar que una compañía global apuesta por la globalización de sus productos como parte de su estrategia principal de negocio desde su inicio. En este sentido, es clave diferenciar entre globalización e internacionalización. Se internacionaliza aquello que es nacional, mientras que el concepto de globalización implica salir al mercado con las fábricas en un punto del mundo, un marketing global desarrollado desde otra área geográfica y con la idea de que el mercado es el globo entero. Este enfoque no es en absoluto novedoso para las grandes corporaciones multinacionales, pero sí para las pymes españolas. Esta estrategia también implica estar presente en las ferias internacionales más destacadas para cada sector. Una empresa global no sólo debe estar presente y ser relevante en los encuentros y ferias de interés en su mercado de origen, sino en todos aquellos mercados y economías que resultan de interés para su producto. En este sentido es aconsejable ser visible en encuentros que se organicen en países y regiones que resulten actores clave en el panorama económico mundial actual como son Asia, Rusia, los países de Oriente Medio, Estados Unidos o Europa. Una idea más de globalidad que puede resultar de especial interés para las compañías españolas, también para las pequeñas y medianas empresas que conforman la gran mayoría del empresariado en nuestro país, es que la falta de financiación puede encontrar solución en el mercado asiático, que puede sumar fuerzas con las empresas españolas en la constitución de una empresa global. Cuando una compañía requiere de financiación para constituirse o para ampliar negocio suele recurrir a las entidades financieras, que como es bien sabido han cerrado el grifo del crédito desde el inicio de la crisis económica. Decíamos que una de las fortalezas de la economía asiática es su fuerte capacidad financiera. En este sentido, las empresas españolas tienen en Asia una alternativa para su financiación, que puede ser el punto de partida de una exitosa colaboración europea-asiática. Y es que las culturas empresariales y económicas europeas y asiáticas son a priori diferentes pero a su vez complementarias: en Europa somos más impacientes, cortoplacistas y orientados a resultados, mientras que en Asia se valoran más los compromisos progresivos y el ganarse una confianza mutua paso a paso. El resultado del trabajo conjunto de estas dos mentalidades en empresas globales es que los europeos piensan cada vez más como fabricantes orientales mientras que los asiáticos piensan cada vez más como expertos en marketing y diseñadores europeos.
Pep García
Socio fundador y director general de Maxchief Europe