Cuando parece que lo peor de la crisis ya ha pasado, echando la vista atrás para valorar cómo ha vivido el sistema de franquicias una coyuntura tan adversa, podemos afirmar que ha salido reforzado y que inicia una etapa de crecimiento, de momento moderado, pero que nos permite ser optimistas de cara a un futuro no muy lejano.
Es innegable que la crisis ha posibilitado un mayor acercamiento e interés hacia la franquicia, por parte de emprendedores y personas que buscan montar un negocio en régimen de autoempleo. Las ventajas y los valores añadidos que ofrece, con un saber hacer contrastado, asistencia técnica, formación inicial y continua, apoyos logísticos, de proveedores, publicitarios… minimizan el riesgo que existe si se compara con la puesta en marcha de un negocio propio. Por eso, no solo en 2014, sino desde el inicio de la crisis, la franquicia ha sido capaz de generar empleo, cuando la realidad del país era la destrucción de puestos de trabajo, mes tras mes: concretamente, en el periodo de 2008 a 2013, el sistema aumentó en un 2,6 % el número de empleos generados y ya da trabajo a más de 242.000 personas.
Con esta realidad no queda ninguna duda sobre la contribución de la franquicia a la economía nacional y del hueco que está consiguiendo abrirse entre otras fórmulas de comercio, por su dinamismo, su capacidad para adaptarse a las nuevas demandas del mercado y su contribución para que muchas personas hayan podido retornar al maltrecho panorama laboral. Es evidente que este sistema de comercialización empresarial se encuentra actualmente en primera línea como modelo de negocio y que su imagen ha salido claramente reforzada de la crisis.
2015: un año positivo
Partiendo de esta situación, podemos afirmar que en estos momentos la franquicia goza de buena salud —es evidente que la crisis ha provocado la desaparición de algunas marcas y que ha hecho más mella en unos sectores que en otros—, y que por delante tiene unas perspectivas favorables. Lo podemos constatar por el interés creciente que hay entre organismos autonómicos y locales, instituciones, recintos feriales… por organizar jornadas y salones monográficos que acerquen la franquicia a quienes buscan montar negocios, en cualquier punto de la geografía española.
También hay cada año más empresas que apuestan por franquiciar sus conceptos, confiando su expansión a este modelo comercial, o redes que siendo ya franquicia crecen en el exterior, llevando la “marca España” a todos los rincones del planeta —en la actualidad hay 285 enseñas nacionales con su rótulo en 127 países, sumando un total de 18.957 establecimientos abiertos—.
En definitiva, el sistema de franquicias camina con paso firme en nuestro país, funcionando con seriedad, profesionalidad y madurez, transmitiendo una imagen que ha logrado cambiar con el paso del tiempo, y que ha pasado del recelo a la más absoluta confianza y seguridad.
Xavier Vallhonrat
Presidente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF)