El crowdlending se ha incorporado a la vida de las empresas como un método más de financiación. La falta de crédito bancario ha hecho que esta sea una tendencia que vaya en aumento y tan solo en los últimos meses han surgido varias plataformas en nuestro país como Zank o Loanbook. A través del mismo las compañías reciben pequeñas cantidades de dinero de diferentes inversores a cambio de un retorno financiero y quien invierte recibe un interés, acordado previamente.
Además, tal y como se apunta desde la firma Ad&Law, expertos en asesoramiento legal, fiscal y financiero, son totalmente fiables ya que se someten a la Ley que regula las Plataformas de Financiación Participativa por la cual los promotores de proyectos tienen que estar constituidos legalmente.
¿Qué hace falta para poner en marcha una plataforma de estas características? Contar con al menos 60.000 euros en efectivo como capital social, un seguro de responsabilidad civil profesional, un aval u otra garantía equivalente que haga frente a una contingencia con una cobertura mínima de 300.000 euros por reclamación de daños y un total de 400.000 euros anuales para todas las reclamaciones. Aunque también se pueden combinar el capital inicial y el seguro de responsabilidad civil profesional. Y todo ello junto a unos recursos mínimos en base a la financiación conseguida.
Cuando la misma se ha constituido, tras la aprobación del Banco de España y su registro en la CNMW, solo puede publicar un proyecto cada vez, mientras el importe máximo captado no podrá superar los dos millones de euros si se trata de inversores minoristas y de cinco para inversores acreditados. Sin olvidar que el proyecto que aparezca en la plataforma debe explicarse con un lenguaje no técnico, describiendo al mismo tiempo en qué consiste el mismo y de los riesgos que conlleva su financiación, la manera de formalizar el préstamo y los derechos que otorgan su inversión y amortización.