Las pequeñas y medianas empresas tienen a su alcance un recurso que puede marcar la diferencia: las ayudas de minimis. Se trata de un régimen de la Unión Europea que permite a los estados miembros conceder pequeñas cantidades de apoyo sin necesidad de autorización previa de la Comisión Europea, lo que facilita el acceso a fondos públicos y acelera la actividad económica de las empresas más pequeñas.
Tal y como destaca Club de la Pyme, El nombre “minimis” proviene del principio jurídico minimis non curat lex, que significa “la ley no se ocupa de cosas pequeñas”. En la práctica, estas ayudas son consideradas de escaso impacto sobre el comercio entre países y la competencia. Por ello, se pueden conceder de manera ágil, favoreciendo especialmente a pymes y startups que necesitan financiación rápida para invertir, innovar o digitalizar sus procesos.
El régimen está regulado por el Reglamento (UE) 2023/2831, que fija un límite de 300.000 euros por empresa durante tres ejercicios fiscales. Este límite incluye subvenciones directas, préstamos, garantías o cualquier otro apoyo cuyo valor bruto equivalente no supere el umbral. Para evitar excederlo, las empresas deben declarar otras ayudas recibidas y los estados miembros registrarlas en una base de datos centralizada.
No todas las empresas pueden acogerse sin restricciones. Quedan fuera, por ejemplo, las ayudas a la producción primaria en agricultura, aquellas condicionadas al uso de productos nacionales, los préstamos a empresas en crisis o los fondos para exportación. Sin embargo, para el resto, existen múltiples opciones: subvenciones para inversión, digitalización o innovación, bonificaciones fiscales, formación, apoyo a la contratación o garantías sobre préstamos.






