Uno de los mayores retos de las empresas es encontrar el equilibrio entre la satisfacción de sus clientes y el bienestar de sus empleados. Esta es una cuestión complicada de llevar a cabo, como muestra el barómetro de “Bienestar y Motivación de los empleados en Europa 2015” —elaborado por Edenred e Ipsos— con más de 13.000 trabajadores europeos encuestados, que destaca que hasta un 40 % de los mismos en España ha pensado en abandonar su actual empresa.
La retribución flexible es una de las herramientas con las que cuentan las pymes para alcanzar este reto y reducir el alto índice de intención de abandono por parte de los empleados.
Este tipo de beneficio social permite a cada trabajador diseñar la composición de su salario, aumentando así el poder adquisitivo de los mismos. Además, con este incentivo no se incrementa la masa salarial de la compañía, lo que supone una ventaja para las pymes, que forman la mayor parte del tejido empresarial en España. En definitiva, con esta herramienta las empresas no pagan más salario, pero si mejoran las condiciones de sus empleados. A su vez, contribuyen a la mejora del panorama social y laboral en nuestro país.
¿Por qué implantar este beneficio social?
Merced a esta medida, el empleado incrementa su felicidad y por tanto su productividad y rendimiento. Asimismo, esta medida también está relacionada con la motivación del propio empleado, ya que se tiene en cuenta su opinión a la hora de percibir sus honorarios.
El hecho de que las empresas utilicen este tipo de acciones repercute positivamente en la imagen que estas proyectan en favor de las condiciones de sus asalariados.
Sin embargo, y a pesar de todos los beneficios que aporta, en la actualidad existe un alto porcentaje de compañías que no aplica la retribución flexible. Según datos del barómetro del “Bienestar y la Motivación de los empleados en Europa 2015”, en la actualidad el 79 % de los trabajadores valora de forma significativa los beneficios sociales. Sin embargo, algo más de la mitad de los españoles (53 %) asegura no haber tenido nunca este tipo de beneficios en su compañía.
Las empresas tienen dificultades para integrarla, principalmente por falta de información —se interpreta como una bajada de sueldo—, o por excesiva carga de trabajo administrativo. De hecho, según revela una reciente investigación de la consultora global Mercer, seis de cada de diez pymes aún no incorpora esta medida.
Otro hándicap a tener en cuenta a la hora de aplicar este tipo de beneficio social es la complejidad en la comunicación interna. Preguntar a los empleados con qué tipos de servicios puedes enriquecerles es una tarea necesaria y propia de los departamentos de Recursos Humanos. Los cambios en el sueldo generan miedo y desconfianza. Debemos cambiar eso. Para ello, las empresas deben familiarizar a sus trabajadores con los beneficios que les aportarían.
Pensemos en nuestros empleados. Un beneficio para ellos es un beneficio para la empresa.
Patricia Melfo
Directora de Recursos Humanos de Edenred