La producción de energía solar está aumentando notablemente en España en los últimos tiempos. Basta con recorrer las carreteras del país para darse cuenta de cómo los parques fotovoltaicos van integrándose en el paisaje natural. Y también en las ciudades son cada vez más los edificios de todo tipo que han instalado placas solares. Según datos del Sistema de Información de Puntos de Suministro (SIPS), en junio de 2024 existían más de 500.000 puntos de suministro asociados a autoconsumo en España. Esto da una idea del potencial que existe asociado a esta tecnología y de lo presente que está entre los hogares y empresas del país.
A finales del mes de mayo se alcanzó un hito destacado en el sector de la energía: la energía fotovoltaica fue por primera vez en la historia la fuente con mayor volumen de producción, representando casi el 25 % del total de energía eléctrica generada, según Red Eléctrica.
La reducción de costes es uno de los principales beneficios que encuentran aquellas compañías que deciden apostar por el autoconsumo e instalar sus propias placas fotovoltaicas, unido al hecho de que su factura deja de estar condicionada por las fluctuaciones de precios de la electricidad, ofreciendo una mayor estabilidad en los costes energéticos frente a la alta volatilidad del mercado. Y en cuanto al precio de energía, podemos afirmar que puede reducirse prácticamente a la mitad respecto al suministro proveniente de la red convencional.
A esto se añade que el autoconsumo fotovoltaico facilita a las empresas el cumplimiento de sus compromisos de sostenibilidad. Ninguna organización puede ya permanecer al margen de la necesidad de contribuir a frenar el cambio climático, y la única vía para conseguirlo es reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) como el CO2. A título particular de cada entidad, esto se traduce en minimizar la huella de carbono de su actividad llevando a cabo estrategias de gestión más eficientes y menos contaminantes.
Instalar paneles solares para su propio suministro permite a dichas empresas reducir su impacto ambiental, evitando la emisión de CO2 a la atmósfera y mostrando el lado más sostenible de su marca a sus grupos de interés: empleados, clientes, proveedores, accionistas y a la sociedad en su conjunto. Como estimación, calculamos que una instalación tipo de 100 kWp evita aproximadamente la emisión de 50 toneladas de CO2, equivalente a plantar 300 árboles.
Incluso se puede optar por instalar una infraestructura que, además de abastecer a la empresa, produzca un excedente de energía renovable que se puede derivar a otros usuarios, con lo que el impacto positivo se maximiza aún más a nivel local, en torno a la instalación de autoconsumo.
Pasos para ponerlo en marcha
Las pymes también pueden decidir instalar sus propios paneles fotovoltaicos. Basta con que tengan un consumo energético estable en el tiempo que permita adecuar el tipo de infraestructura de autoconsumo que necesitan para aprovechar al máximo la energía generada. Aparte, también es importante contar con una cubierta libre de cargas o un terreno adyacente donde se puedan instalar los paneles fotovoltaicos. Todo lo demás se encarga de gestionarlo el proveedor que elijan, desde los trámites legales hasta la instalación de la infraestructura, incluida en algunos casos la aportación de la inversión requerida para su puesta en marcha, y potencialmente el mantenimiento posterior durante el periodo de vigencia del contrato.
Por tanto, el primer paso sería elegir al compañero de viaje que hará realidad la transición de la pyme hacia un modelo de consumo energético más sostenible. Y lo primero que hará este proveedor será un estudio de viabilidad para determinar el mejor emplazamiento de los paneles fotovoltaicos y seleccionar la instalación más adecuada al consumo de la empresa. Para ello necesitará revisar las facturas de suministro y la curva de consumo horaria del último año, con el objetivo de determinar su patrón de consumo e impulsar su ahorro energético.
El siguiente paso es su tramitación legal, la obtención de las licencias y permisos correspondientes: la solicitud del punto de conexión, la licencia de obra, las autorizaciones administrativas, el pago de las tasas al ayuntamiento… El tamaño y el tipo de la instalación de autoconsumo (con o sin excedentes) pueden determinar la agilidad con la que se consigan resolver todos estos trámites. Además, el instalador deberá aportar un proyecto visado con toda la documentación técnica, presupuesto, plan de seguridad y salud, etc.
Con todo esto en mano, y siempre atendiendo al cumplimiento de la normativa vigente, la compañía instaladora llevará a cabo la ejecución del proyecto. Una vez finalizados los trabajos, deberá aprobarse y legalizarse la infraestructura, e inscribirse en los registros correspondientes. Es entonces cuando llega el momento de contactar con la comercializadora y distribuidora para notificar su existencia y empezar a funcionar.
En todo este proceso, la empresa no habrá tenido que preocuparse de nada, y tampoco deberá hacerlo a partir de ese momento. Simplemente, podrá seguir dedicándose a su negocio con la satisfacción de saber que ahora es más eficiente, más sostenible y más comprometida con la sociedad y con el planeta.
Jaime Goyanes
Director de desarrollo de negocio de Autoconsumo de Eranovum