2014 se iba tímidamente, como resistiéndose a desaparecer. Sabía que la gente no le iba a recordar con cariño… No había cumplido sus objetivos. Demasiadas personas seguían sufriendo los sinsabores del desempleo, trabajos precarios, exilio involuntario en busca de un futuro … Los esfuerzos por solucionarlo habían sido infructuosos.
2015 llegaba con fuerza, con la esperanza puesta en que fuera mejor que el año anterior. Llegarían los brindis llenos de entusiasmo, los buenos deseos y los pensamientos positivos. Los mismos rituales de años anteriores y la gran incógnita: ¿qué nos depararía? Para saberlo tenemos por delante 365 días en los que no tenemos que perder ni la ilusión ni la esperanza porque entre todos podemos lograr salir adelante.
FELIZ 2015