La ausencia de lluvias durante la primavera y las altas temperaturas alcanzadas en el verano se han traducido en una disminución de las cosechas, lo que a su vez ha tenido un impacto significativo en el proceso de producción y en la cadena de suministro de alimentos a nivel global.
La sequía ha afectado principalmente a cereales, frutos secos y, en general, a los cultivos tradicionalmente considerados de secano, es decir, aquellos cuyo aporte de agua depende exclusivamente de las precipitaciones atmosféricas. Según los cálculos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), este 2023 se cosechará entre un 80 % y un 90 % menos de cereal, entre un 50 % y un 60 % menos de aceituna y entre un 50 % y un 70 % menos de almendra.
Escasez agrícola y cómo garantizar la cadena de suministro
En estos momentos, estamos siendo testigos de una creciente preocupación por la escasez agrícola que amenaza con desestabilizar la cadena de suministro de alimentos. El cambio climático ha provocado fenómenos extremos, como sequías prolongadas e inundaciones devastadoras, que afectan la capacidad de los agricultores. La degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad reducen la fertilidad de la tierra y la resistencia de los cultivos a enfermedades y plagas.
Una de las formas más efectivas de sobreponerse a la escasez en el sector agroalimentario es diversificar la producción, lo que implica no depender exclusivamente de una sola fuente de alimentos o cultivo. Los agricultores y productores deben considerar la diversificación de cultivos, lo que ayuda a reducir la vulnerabilidad a las fluctuaciones en la producción debidas, por ejemplo, a climas extremos.
La gestión sostenible de los recursos naturales es crucial para mantener la producción agrícola a largo plazo. Los agricultores deben adoptar prácticas agrarias que reduzcan la erosión del suelo, promuevan la conservación del agua y minimicen el agotamiento de los nutrientes de la tierra. Asimismo, la inversión en tecnologías avanzadas como la implementación de sistemas de monitoreo y control automatizado en la producción y el transporte de alimentos puede contribuir a la reducción de desperdicios y garantizar la calidad de los productos.
Una cadena de suministro eficiente requiere una colaboración sólida entre todos los actores involucrados: agricultores, procesadores, distribuidores y minoristas. La comunicación fluida y la coordinación son esenciales para garantizar que los alimentos lleguen a los consumidores de manera oportuna.
En definitiva, este desafío requiere una respuesta coordinada. Para abordarlo, es esencial implementar estrategias de gestión de agua más eficientes en la agricultura, promover la diversificación de cultivos, la innovación tecnológica y desarrollar prácticas agrícolas resilientes al cambio climático. Mitigar los impactos de la falta de lluvias y garantizar una cadena de suministro sostenible en el tiempo, implica abordar no solo la producción de alimentos, sino también la forma en que los consumimos y distribuimos.
Fernando Vázquez,
Socio Consultor y Co-Area Developer en Expense Reduction Analysts