La transformación digital del mundo empresarial ha hecho imprescindible entender las diferencias entre VeriFactu y la factura electrónica. Ambos sistemas buscan mejorar la transparencia y el control en la facturación, pero cumplen funciones distintas y tienen plazos de implementación diferentes. Desde el blog de TeamSystem explican qué es cada uno, cómo afectan a autónomos, empresas y asesores, y qué soluciones convienen para adaptarse a la normativa vigente.
VeriFactu es un sistema de control tributario impuesto por la Agencia Tributaria (AEAT) para luchar contra el fraude fiscal. Obliga a los fabricantes de software de facturación a crear un registro electrónico de cada factura emitida, que debe ser almacenado de forma segura o enviado a Hacienda en tiempo real. Este registro, que no sustituye a la factura física o digital que se entrega al cliente, garantiza la trazabilidad y evita manipulaciones posteriores mediante la firma digital y cadenas de hashes.
Por otro lado, la factura electrónica es un documento digital con valor legal equivalente al papel, cuyo formato está estandarizado para facilitar su lectura automática por sistemas contables. Su uso es obligatorio en la actualidad para facturar a las administraciones públicas (B2G) y se extenderá en los próximos años a las relaciones entre empresas y autónomos (B2B), así como a las facturas intracomunitarias, siguiendo estándares europeos como UBL 2.1.
Mientras que VeriFactu tiene como objetivo principal el control y la prevención del fraude fiscal, la factura electrónica persigue también reducir la morosidad y mejorar la eficiencia en las transacciones comerciales. Además, la factura electrónica elimina progresivamente el uso de papel y PDFs en las operaciones B2B, algo que VeriFactu permite aún en el ámbito B2C, siempre que se use un código QR para asegurar la trazabilidad.
La implementación de ambos sistemas tiene plazos diferentes: VeriFactu ya es obligatorio para los proveedores de software desde julio de 2025, y para las empresas y autónomos antes de mediados de 2026. En cambio, la factura electrónica B2B será obligatoria probablemente a partir de 2026 o 2027, con un despliegue progresivo que afectará primero a las grandes empresas y luego al resto del tejido empresarial. Además, algunas comunidades como País Vasco y Navarra mantienen normativas propias en materia de VeriFactu.
En resumen, aunque VeriFactu y la factura electrónica comparten el objetivo común de digitalizar la facturación y aumentar su transparencia, sus funciones, alcance y obligaciones legales son distintas.