En su visión más holística, el compliance permite prevenir riesgos legales, financieros y reputacionales, a la vez que contribuye a construir negocios sólidos y protegidos, capaces de generar mayor confianza entre empleados, clientes y proveedores. Cumplir con la normativa no se trata solo de evitar problemas; es adoptar una cultura empresarial que conecta con valores esenciales como la privacidad, la igualdad o el buen gobierno

Se impone cada vez más una clara demanda social que empuja a las empresas a implantar una cultura y una vocación generalizada de hacer las cosas bien. Por tanto, los beneficios para una empresa que aplique estos criterios éticos no afectan solo a su tranquilidad legal, sino también a su imagen reputacional.
Si bien hay muchas ventajas, también es cierto que su gestión es una tarea densa y tediosa por su complejidad técnica, la actualización constante de leyes y la sensación de nunca acabar con los interminables trámites. Una carga que consume mucho tiempo y recursos en las grandes organizaciones, pero que para las pequeñas y medianas empresas (pymes) y las personas profesionales autónomas es, directamente, un quebradero de cabeza.
Así, muchas pymes y profesionales autónomos hacen frente a la obligación de cumplir con la ley desde una posición de rechazo y resignación, que asocian además con gastos que parecen innecesarios, cargas que no aportan un beneficio inmediato evidente y, lo que es peor, distraen de su verdadera prioridad: hacer crecer su negocio.
Teniendo en cuenta que, en España, las pymes y autónomos representan el 99% del tejido empresarial, ¿cómo hacemos para que el motor de la economía en nuestro país opere de manera legal, ética y responsable sin perecer en el intento? Desde luego se necesitan herramientas, acompañamiento y un profundo entendimiento de su actividad para poder ayudarlos.
Por suerte, la tecnología ya permite automatizar pasos clave para el cumplimiento normativo. Existen soluciones que simplifican los procesos, los hacen económicamente accesibles y, lo más importante, con un lenguaje sencillo y adaptado a negocios pequeños. Hoy, proporcionar seguridad jurídica, control interno y mecanismos para minimizar riesgos ya está al alcance de emprendimientos, pequeñas empresas y profesionales autónomos.
Y es que hasta ahora no lo han tenido fácil, sobre todo en algunos sectores con regulaciones complejas o con múltiples normativas superpuestas. Los trámites son, cuanto menos, complejos y no están pensados para negocios sin departamentos jurídicos o de compliance. A esto hay que sumarle otro factor limitante para las pymes como es la falta de conocimientos legales. No basta con cumplir con una única ley, como por ejemplo la de Protección de Datos, sino que es necesario navegar entre obligaciones fiscales, laborales, de medio ambiente, igualdad, y otras regulaciones que cambian continuamente y que, además, pueden variar según la comunidad autónoma. Esto genera una sensación de inseguridad jurídica constante, que contribuye a que se actúe sólo cuando aparece un problema.
Por ello no es de extrañar que, en los pequeños negocios, se viva en la reacción -no en la prevención-, y se priorice la atención al cliente y las ventas, dejando siempre el cumplimiento normativo para «otro día».
Desde luego es un comportamiento comprensible. El sistema legal no está adaptado a las capacidades y necesidades reales de los negocios pequeños, lo que los lleva a percibir la normativa como una barrera que complica su operativa diaria. Por eso es importante acompañarlos y dotarlos de herramientas que simplifiquen, automaticen y se ajusten al tamaño y realidad de cada uno.
La buena noticia es que la innovación legal ya no es un privilegio reservado a las grandes corporaciones. Hoy, gracias a la tecnología y al asesoramiento especializado, se ha democratizado el cumplimiento normativo para que las pymes y los profesionales autónomos puedan afrontarlo con tranquilidad, confianza y estabilidad. En definitiva, ya es posible integrarlo en su actividad diaria sin complicaciones para que las pymes, emprendedores y profesionales autónomos puedan concentrarse en lo más importante: hacer crecer su negocio.