La llegada de las vacaciones veraniegas es un buen momento para demostrar que los avances en conciliación y cuidado del bienestar en materia laboral son una realidad y no solo un propósito. Sin embargo, la hiperconexión digital dificulta que en los periodos estivales las personas logren desconectar del trabajo, ya que tienen a tan solo un clic la posibilidad de consultar en qué estado están los proyectos en los que están inmersos. Esta tendencia a aprovechar las tecnologías para seguir conectados con la vida laboral durante las vacaciones es un problema que afecta negativamente a lo que se conoce como desconexión laboral, una necesaria toma de distancia de las tareas diarias.
Las cifras de desconexión efectiva son muy bajas, según se desprende de la Guía del Mercado Laboral 2024 de HAYS. Un 27 % de los encuestados reconoce tener dificultades para desconectar del trabajo al acabar la jornada laboral. Durante el fin de semana, esta dificultad afecta al 14 % de los trabajadores. Las vacaciones tampoco logran proporcionar un descanso total, ya que un 1 2% de las personas sigue pensando en sus responsabilidades laborales durante este periodo. Así, apenas un 46% de los participantes asegura que no tiene problemas para desconectar del trabajo en ningún momento, lo cual indica que poco menos de la mitad de los trabajadores consigue una desconexión efectiva.
Estos datos corroboran la realidad que viven muchos profesionales de muy diversos sectores con relación a la necesidad de desconectar, y más en vacaciones, ya que el descanso va íntimamente ligado con el bienestar emocional e intelectual de las personas. Asimismo, desde el punto de vista de las empresas, también es imprescindible que sus empleados consigan descansar para recargar las pilas y aumentar su productividad.
¿Por qué a tantos profesionales les resulta complicado desconectar en vacaciones?
“En España existe la costumbre de estar siempre disponible, aunque se avise vía correo automático que estamos fuera de la oficina. Hay personas que suelen insistir e incluso tratan de comunicarse por vía telefónica antes que buscar a otro compañero que pueda estar disponible”, asrgura Fernando Calvo, director de People & Culture de HAYS para el Sur de Europa. El hecho de silenciar las aplicaciones del trabajo no resulta, en opinión del experto, un método infalible, “ya que las personas tienden a sentirse culpables, y responder un simple correo provoca que inconscientemente se vayan respondiendo más, desconectando así de las vacaciones”.
Pero en muchos casos, es el propio profesional el que decide permanecer conectado a su trabajo, aunque la empresa en la que trabaje tenga políticas claras que favorecen la desconexión. Y es que algo que también influye de manera negativa en la desconexión es el miedo que sufren algunos profesionales de no sentirse insustituibles, lo que los induce a no desconectar y a estar permanentemente trabajando.
Sobre este aspecto, Fernando Calvo alienta a que sean los jefes los que, más que nadie, prediquen con el ejemplo. “El descanso y la desconexión tienen relación directa con la concienciación. Si un empleado detecta que su jefe no desconecta, él tampoco lo hará. Y en España, donde tendemos a estar siempre disponibles, ese caso se da mucho. Es una barrera cultural que debemos aprender a superar”.
Así, ante situaciones en las que el jefe dificulta o incluso impide al equipo desconectar, los expertos de HAYS señalan la importancia de establecer pactos: “Si se sacrifican días de vacaciones para trabajar, se debe buscar algún tipo de compensación o directamente pactar que se sacrificará un día entero, pero que habrá una desconexión completa los demás días. Cuando se encuentra una situación así, se debe llegar a un acuerdo que sea beneficioso para las dos partes. Y ese acuerdo se debe cumplir”.
Hasta cierto punto, localizables
No obstante, los expertos de la compañía señalan que los puestos de responsabilidad no deben estar completamente ilocalizables durante períodos prolongados. Se trata de posiciones con poder de decisión y que demandan que la persona esté razonablemente localizable, cosa que, por otro lado, se refleja en sus salarios.
“Cuanto más alta es la posición, más exigente y difícil es. A veces hay decisiones importantes que tomar, para las que no se puede esperar tres semanas. Por esta razón, es muy importante negociar y tener en cuenta el grado de responsabilidad que asumimos y el nivel de desconexión efectiva que este nos permite”, concluye el director de People & Culture de HAYS para el Sur de Europa.