Al invertir en un sistema de seguridad, a menudo las decisiones se basan únicamente en el precio de las cámaras, las soluciones de almacenamiento o la instalación. Sin embargo, este enfoque puede dejar al usuario final con numerosos desafíos que pueden surgir más adelante. Un sistema de vigilancia puede tener una duración de entre cinco y más de 20 años, por lo que limitar el análisis de sus costes a la inversión inicial deja de lado muchas consideraciones importantes.
De hecho, el precio inicial de la compra y la puesta en marcha de un sistema de seguridad normalmente representa solo el 30 % del total de los costes generados durante el ciclo de vida del sistema. Esto se conoce como el ‘coste total de propiedad’. Sin embargo, muchos usuarios finales todavía basan su decisión exclusivamente en el precio de las cámaras, por lo que significa que solo se tiene en cuenta el 10-15 % del total de los gastos de un sistema de seguridad. La realidad es que alrededor del 70 % de los gastos ocurren una vez instalado el sistema.
Por tanto, dedicar un tiempo en definir cómo se utilizará el sistema y en los gastos asociados a este, permitirá ahorrar considerablemente a largo plazo. Las decisiones iniciales, como el tipo de dispositivo que se instalará, influyen en los gastos futuros, desde el consumo de energía hasta la supervisión y el mantenimiento. Aunque en este caso nos centraremos específicamente en las cámaras, el mismo principio es aplicable a cualquier dispositivo de un sistema de seguridad.
Previsión de los costes de almacenamiento
Un punto importante para considerar al invertir en un nuevo sistema es cómo se almacenarán las imágenes una vez grabadas. En general, la legislación obliga a conservar las posibles pruebas durante un mes, pero en algunas regiones o situaciones, este período puede llegar hasta los 180 días, lo que hace que el almacenamiento pueda tener un peso decisivo en los importes globales de un sistema de seguridad.
Para evitar asumir una factura astronómica en servidores y electricidad una vez instaladas las cámaras, es fundamental tener en cuenta los diferentes costes vinculados al almacenamiento en cada modelo de cámara. Unas cámaras más baratas pueden representar un ahorro en la inversión inicial, pero este ahorro puede desaparecer si los requisitos de almacenamiento de las cámaras le obligan a gastar más dinero en servidores y en electricidad a largo plazo.
Asimismo, en caso de que se quiera reducir los costes de almacenamiento, comprimiendo el tamaño del vídeo, se deberá escoger los dispositivos adecuados para evitar que esta compresión afecte negativamente la calidad de estas. Imágenes demasiado pixeladas o borrosas pueden dificultar la identificación de un sospechoso y, por tanto, no cumplir con su propósito principal.
Tomando esto en cuenta, algunas cámaras incorporan tecnologías avanzadas que permiten conservar todos los detalles forenses importantes mientras reducen los requisitos de ancho de banda y almacenamiento. Por otro lado, algunas cámaras compensan los niveles de luz bajos aumentando la ganancia, lo que incrementa los requisitos de almacenamiento y la tarifa. Sin embargo, otras utilizan tecnologías de optimización de la luz que tienen un impacto mucho menor en los costes de almacenamiento. Incluso pueden ayudar a reducir el presupuesto al no requerir sistemas de iluminación externos.
El cálculo de los importes indirectos
Pero el almacenamiento no es el único factor que hay que tener en cuenta. Para realizar una estimación precisa del coste total del sistema de seguridad, también es necesario considerar el control, el mantenimiento y el consumo eléctrico del dispositivo.
Por ejemplo, los sistemas de vigilancia instalados en entornos adversos, como un puerto marítimo o una planta química, requieren mantenimiento periódico para garantizar su funcionamiento óptimo, incluida la limpieza del agua salada y el polvo de las cámaras. Sin embargo, la inversión en cámaras más avanzadas, con funciones de limpieza remota o diseñadas con materiales autolimpiantes, como un domo hidrófilo, puede reducir la necesidad de mantenimiento y, por lo tanto, el importe asociado.
Por tanto, elegir cámaras y dispositivos más económicos puede resultar en costos indirectos excesivos, mientras que optar por productos de mayor calidad puede contribuir a reducir los gastos a largo plazo, generando un ahorro económico que se puede reinvertir en la empresa para promover su crecimiento.
En resumen, para comprender realmente cuánto cuesta un sistema de seguridad, es crucial mirar más allá del precio inicial de adquisición. Al dedicar tiempo inicialmente a plantear las preguntas adecuadas y calcular el precio a largo plazo, se pueden evitar sorpresas desagradables en términos de costos de electricidad, operativos o de mantenimiento. Esto garantizará que se adquiera el sistema de seguridad que mejor se ajuste a las necesidades específicas.
Ricardo Marranita
Director de Crecimiento de Productos de Axis Communications