Todo cambia. Los perfiles profesionales y sus roles también. Esto es lo que está sucediendo con el tradicional director financiero, más conocido por sus siglas en inglés como CFO, quien ha pasado de ser un especialista en cifras y análisis, (centrándose sobre todo en la tesorería, contabilidad y presupuestos), a un mayor peso en las decisiones estratégicas de la organización.
En este momento, según el informe “CFO y Liderazgo Financiero”, llevado a cabo por Michael Page, marca perteneciente a la consultora de talento cualificado, PageGroup, actualmente sus funciones van más allá de las finanzas y está predestinado a ocupar el cargo de CEO en otras fases de su carrera.
Una figura que debe tener conocimientos de tecnología, leyes, seguridad…implicándose en la gestión de estos ámbitos y siendo capaz de filtrar los datos sensibles y confidenciales, priorizando la protección de la empresa, según el estudio. Su formación es fundamental, con el fin de que garantice la seguridad de la información y la reducción del riesgo de ataques. Además, la complejidad de los retos que plantea la ciberseguridad está abriendo la posibilidad de un nuevo puesto en el consejo de administración, el de director de ciberseguridad, aseguran desde Michael Page.
Otra de las conclusiones del estudio señala que el director financiero, sirviéndose de ciertas habilidades interpersonales como el liderazgo de equipos o expresar ideas complejas de manera sencilla, cada vez más, adquiere la capacidad de impulsar decisiones desde la junta directiva, posicionándose como un consultor y colaborador empresarial para todas las funciones de la gestión del grupo.
En definitiva, la labor actual del CFO pasa por garantizar que la visibilidad de los datos se extienda mucho más allá de su ámbito tradicional, como gestor del talento y consejero del CEO.