Un estudio de Informa D&B revela que, aunque el retraso medio en los pagos de las empresas europeas se ha reducido ligeramente en el tercer trimestre de 2024, situándose en 11,94 días, las empresas españolas siguen mostrando un comportamiento de pago más lento, con un retraso medio de 15,41 días.
Esta demora prolongada en los pagos puede generar tensiones en la liquidez de las empresas proveedoras, dificultando su gestión financiera y, en algunos casos, poniendo en riesgo su viabilidad. Además, los retrasos en los pagos pueden afectar a la cadena de suministro, generando retrasos en la producción y la entrega de bienes y servicios.
El aumento de los retrasos en los pagos en países como España (0,10 días), Alemania (0,11 días) Francia (0,29 días) y Bélgica (0,42 días) y Portugal (0,55 días) tiene un impacto directo en la economía real. Las empresas que experimentan retrasos en el cobro de sus facturas pueden enfrentar dificultades de liquidez, lo que limita su capacidad para invertir y crecer. Además, estos retrasos pueden generar tensiones en las cadenas de suministro y afectar negativamente al clima de negocios en general.
Portugal, con 23,71 días de retraso en el tercer trimestre de 2024, es el país con mayor demora, subiendo tanto respecto al trimestre anterior como desde hace un año, 0,79 días. Le siguen Italia, con 15,83 días de retraso, un recorte de 0,28 días en un año, y Francia, con una demora de 15,73 días, con el ascenso más elevado en un año, 1,52 días. España también se queda por encima de la media, como Bélgica, con 12,30 días de demora, 0,56 más que en el mismo plazo en 2023.
La disparidad en los plazos de pago entre los países europeos se ha ampliado, alcanzando una diferencia de 20,63 días en el tercer trimestre. Esto representa un aumento de 0,68 días respecto al trimestre anterior.