“La factura electrónica va a suponer el empujón definitivo para que las pymes den el salto tecnológico”. Así lo considera José Luis Martín Zabala, managing director Sage Iberia, quien, además, confía en que, gracias a su implantación, “la inteligencia artificial llegue a las pequeñas y medianas empresas, que verán cómo la automatización de los procesos es el paso definitivo a una economía interconectada”.
Y es que la factura electrónica obligatoria está cada vez más cerca en España. En poco más de un mes se aprobará su uso obligatorio y, a partir de entonces, las empresas y profesionales que facturen más de ocho millones de euros al año tendrán doce meses para adaptarse. Dos años si de lo que hablamos es de aquellas cuya facturación sea menor.
Sage acaba de hacer públicos los resultados de su informe “Facturación electrónica: el camino hacia una economía conectada” del que se desprende que el 86 % de las pymes no utiliza la factura electrónica. Además, un 79 % desconoce todos los detalles relativos a su implantación. En total, tan sólo el 7 % del tejido empresarial más importante de España la está utilizando.
Sólo el 20 % de las pymes cree que podrá implementar la factura electrónica en 2024 y un 21 % será capaz de hacerlo para 2025. ¿Los motivos? Un 39 % cree que la implantación será difícil y costosa, un 35 % tiene falta de comprensión, otro 35 % necesita que sus clientes también la implementen, un 44 % considera que el mayor reto es cambiar la forma en la que trabaja, y un 36 % no sabe por dónde empezar.
Además, un 39 % de las pymes utiliza formatos tradicionales como el PDF o los emails para la gestión y envío de facturas. “Con grandes volúmenes esto se hace inmanejable”, reconoce José Luis Martín Zabala. Un 24 % utiliza un sistema homologado y un 25 % combina los dos métodos. “Resulta llamativo que el 9 % de las pymes españolas sigue utilizando el papel”.
El informe también revela que el 31 % de las facturas se cobran fuera de plazo. ¿Las causas? El 52 % de las pymes consultadas asegura que sus clientes tienen dificultades financieras; un 49 % argumenta retrasos a la hora de la aprobación de las facturas; y un 48 % las fechas de pago que fijan los clientes.
A pesar de estos datos, la mayoría de las pymes (un 62 %) está de acuerdo con su obligatoriedad, aunque un 35 % solicita a las Administraciones públicas incentivos financieros y subvenciones, un 20 % formación y certificación, y un 19 % campañas de evangelización.
“El 78 % de las empresas que han adoptado la factura electrónica está muy satisfecho con su uso”, asegura José Luis Martín Zabala. “Creemos que va a marcar un antes y un después”.
España no es el país con menos uso de la factura electrónica. En el caso de Reino Unido este porcentaje es del 3 %, del 4 % en Alemania, del 6 % en Irlanda o del 7 % en Francia. El país con mayor uso es Finlandia, con un 63 %.
Impacto en la productividad
Diego Vizcaíno Delgado, director de economía aplicada en Afi, recuerda que “España tiene un problema estructural con la productividad” y reconoce que con la implantación de la factura electrónica las empresas obtendrán beneficios como “ahorros significativos y mejoras en su eficiencia empresarial”. No en vano, conseguirán “ahorros de seis horas semanales” en la gestión de facturas.
Asimismo, reconoce que, de media, una pyme “puede obtener un ahorro de 10.300 euros al año” y recuperará su inversión en tecnología en un año. “La productividad se puede ver incrementada en un 2,6%”.
Compañías como Sage están poniendo en marcha iniciativas que ayuden a las pymes a avanzar en este complejo escenario legislativo y administrativo. La campaña “Get Ready” pretende concienciar y acompañar a las pymes en los cambios que viene con la nueva factura y en cómo, una adopción temprana y transversal en el negocio, puede hacer la diferencia en el último momento.