Corría el año 2017 cuando Marc Assens y André Bastié decidieron desarrollar una herramienta de transcripción de audios que les ayudase a ahorrar tiempo en sus trabajos universitarios. Así nació Happy Scribe, una solución que, a través del machine learning, automatiza un proceso que hasta ese momento era manual y arduo.
Desde ese momento ya han pasado seis años y Happy Scribe ha dejado de ser una herramienta creada en el ámbito universitario por dos estudiantes a una solución que actualmente factura 5 millones de euros gracias a los 300.000 usuarios al mes que utilizan, de media, la plataforma.