“No existe ningún secreto espectacular para hacer fortuna. Todo lo que hay que hacer es comprar barato y vender caro, actuar con frugalidad y astucia y ser persistente”. Esta frase que se puede aplicar en la actualidad al mundo de la inversión, es del siglo XIX y refleja el modus operandi de una de las mujeres más relevantes del mundo de las finanzas, Hetty Green, conocida como “La bruja de Wall Street”. Esta pionera de la inversión consiguió amasar una de las mayores fortunas del momento. Y si una dama de hace dos siglos rompió las convenciones sociales y luchó por la libertad financiera en una época en la que las mujeres apenas tenían derechos, ni siquiera el del voto, ¿por qué no iban a poder las mujeres de hoy en día alcanzar el éxito en sus inversiones cuando cuentan con mejor preparación y más libertades?
Es cierto que cuando se habla de Wall Street, o de cualquiera de los restantes parqués relevantes, se nos viene a la mente la imagen de hombres trajeados con maletín y hambre insaciable de negocios; sin embargo, esta imagen dista mucho de la real y en los últimos tiempos ha ido cambiando poco a poco, aunque no vamos a negar que en el mundo de la inversión sigue prevaleciendo la presencia masculina. A que este cambio se produjese colaboraron no solo Hetty Green, sino otras muchas mujeres relevantes en este sector como Abigail Adams, Victoria Woodhull o Muriel Siebert o más recientemente nombres como Lubna Olayan o Deborah Farrington. Todas ellas entraron de un modo u otro en el mundo de las finanzas y rompieron los cánones para demostrar que la inversión no puede reducirse a una fórmula, a seguir un patrón o un modelo, sino que se trata de una combinación de factores que no hacen ni que un hombre ni una mujer sean mejores a la hora de invertir su dinero.
Para asegurarte el éxito no hay una edad o sexo idóneo o unos estudios determinados, sino que para lograr ser un buen analista es imprescindible contar con una gran capacidad analítica, orientación y que las decisiones se basen en una correcta interpretación de los datos, pero sobre todo, hay que contar con grandes dosis de sentido común y mucha dedicación.
Siendo estas unas cualidades que podrían aplicarse indistintamente a cualquiera de los dos sexos, sin embargo existen una serie de teorías sobre las diferencias que existen entre hombres y mujeres a la hora de aplicar estrategias de inversión y que relegan a las féminas a un papel más conservador a la hora de invertir, mientras que los hombres suelen adoptar el rol de inversor arriesgado. Según determinados estudios, las mujeres tienden a comprar y mantener sus acciones o fondos durante un largo plazo, buscan la rentabilidad estable y segura, por lo que operan más por negocio que por acción.
Puede que las féminas sean más concienzudas y hagan una mayor investigación del mercado en el que van a invertir antes de lanzarse a operar; algunos estudios dicen que llegan a dedicar un 40% más a indagar los fondos antes de colocar en ellos su dinero, una actitud que a la larga se podría traducir en un mayor porcentaje de éxito.
En el lado opuesto está la imagen que se tiene del hombre inversor, es decir, un perfil totalmente contrario al de la mujer, ya que se cree que son arriesgados en cuanto a su estrategia financiera, que buscan inversiones de alta rentabilidad a corto plazo y que cambian constantemente su cartera, una actuación causada en ocasiones por su exceso de confianza. Los hombres preferirían la acción de la inversión, la adrenalina que genera, antes que el propio negocio. Otros estudios ofrecen una razón para ello: la testosterona, que hace a los hombres menos sensibles al concepto de riesgo.
Pero ni es cierto que las mujeres tengan aversión al riesgo ni tampoco que los hombres no sean conservadores a la hora de operar. Hay que romper estos estereotipos, porque cada persona actúa e invierte de modo diferente, y como decíamos anteriormente, no existe una pauta o modelo correcto, sino que cada persona debe de ser coherente y seguir sus propias reglas.
Quizás haya que seguir el ejemplo de la “bruja de Wall Street”, una mujer que siguió su propio instinto y que optaba, como ella misma decía, por “comprar activos de calidad cuando estaban baratos”. Unas pautas por las que se guiaba esta peculiar y legendaria mujer en el siglo XIX y que, dos siglos después siguen empleando grandes inversores de referencia como Warren Buffet. Y es que, en definitiva, “no existe ningún secreto espectacular para hacer fortuna”.
Victoria Torre
Responsable de Análisis y Producto de Self Bank
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