Desde el verano pasado, los precios no han dejado de subir, marcando récords que no se veían desde hace 40 años en meses como marzo, cuando llegó a situarse en el 9,8 %.
¿Por qué estamos viviendo esta situación? Hay varios factores que influyen: el primero, la cantidad ingente de dinero en circulación que hay debido a los créditos con interés negativo que ha concedido los bancos centrales en los últimos años, lo que se traduce en más demanda por la liquidez que tienen personas y compañías.
Es más que obvio que es un fenómeno que afecta especialmente al poder adquisitivo de las personas y las familias, pero no es menos claro que las empresas también lo sufren, ya que suben los costes de producción, en algunos sectores por encima de la inflación actual.
Algunos productos han subido casi el doble que hace un año: los combustibles líquidos un 86 %, el aceite un 45 %, pan y cereales un 15 %, leche, huevos y queso un 14 %, etc. Los productos básicos de la cesta de la compra están subiendo a un ritmo imparable, pero también lo están haciendo para quienes viven de sectores como la panadería, repostería, agricultura, etc.
Además, la energía en general, el gas y los combustibles son de los productos que más han subido y son esenciales no solo para la vida cotidiana, sino también para las empresas de manufacturar o servicios. El Gobierno ya ha conseguido aprobar su medida conjunta con Portugal de topar el gas para poder abaratar la factura eléctrica…pero la medida se ha estrenado con una subida de la luz. Habrá que seguir de cerca la evolución del mercado con esta nueva ley.
No solo es devastador el dato de la inflación. La inflación subyacente, la que no tiene en cuenta energía ni alimentos frescos y por ello es menos volátil, también lleva 11 meses consecutivos de subida y se sitúa actualmente muy cerca del 5 %. Paradójicamente hay productos como los teléfonos móviles que han bajado su precio, pero son la excepción que confirma la regla.
Centrándonos en las compañías, especialmente las pymes, muchas tienen que hacer malabares para poder pagar todos los gastos a fin de mes. Para ello tienen opciones que son más fáciles e inmediatas de ejecutar como la subida de precios o prescindir de algunos trabajadores. Estas medidas son impopulares y a veces ineficientes, pero son las que más a mano tienen los empresarios en algunas ocasiones para no perder dinero.
Algunas de las medidas menos ortodoxas que las compañías pueden tomar para evitar subir los precios o despedir trabajadores pueden ser: sumar una promoción al producto, lanzar una versión premium, añadirle nuevas funciones o ventajas, entre otras soluciones.
Como hemos visto hay muchas formas de evitar trasladar esa inflación al consumidor, aunque ya llevamos un año de subidas, y las previsiones después de la revisión por la guerra en Ucrania apuntan a que este año se seguirá manteniendo por encima del 7 %.
Los valores habituales en los que se sitúa la inflación son el 2 y el 3 % anuales, por lo que aún estaríamos por encima del doble al terminar el año. Para ello, las principales instituciones monetarias han comenzado una subida de los tipos de interés, una medida que, si bien contribuye a bajar la inflación al contraer la demanda, también puede generar una importante recesión global.
En definitiva, no parece que esta inflación vaya a desaparecer en el corto plazo, y medidas como la subida de tipos de interés van a afectar especialmente a las pymes, por lo que la planificación va a ser la mejor aliada. No hay que pensar que la inflación va a volver a niveles normales este año e incluso el que viene, al menos la primera mitad.
Las compañías deben de intentar atrasar lo máximo posible la subida de precios, con medidas como las anteriormente comentadas u otras que puedan resultar efectivas. Es momento de agudizar la creatividad para ser más competitivos, buscar nuevos clientes, proveedores y fórmulas que permitan a las empresas seguir vendiendo.
Fernando Vázquez
Socio consultor y co-area developer en Expense Reduction Analysts