La tarifa regulada PVPC, creada en 2014 para proteger a los consumidores vulnerables y pequeños durante la liberalización del mercado eléctrico, sigue vigente 10 años después, aunque su rol está siendo cuestionado. La liberalización del mercado en 2009 permitió a todos los consumidores participar en el mercado, eliminando las tarifas integrales y creando un sistema con tarifas de mercado libre y regulado. La TUR, vigente desde 2009, fue reemplazada por el PVPC en 2014, que se concibió como una medida temporal para favorecer a pequeños consumidores y microempresas.
Tras una década de funcionamiento surgen voces que ponen en duda la necesidad de mantener el PVPC en su concepción actual. La tarifa ha pasado de ser un mecanismo de protección a una fuente de controversia, principalmente debido a su indexación a mercado que, en las crisis energéticas, ha trasladado la tensión de los precios al consumidor final como lo ocurrido en 2022 cuando, el 8 marzo, la media del día en el mercado diario fue de 715.33 €/MWh, alcanzando un máximo de 954.01€/MWh a las 19 h, trayendo consigo el precio más caro en la historia del PVPC.
¿Es el momento de repensar el PVPC?
En enero de 2024 se produjo una reforma de la tarifa PVPC buscando un referente de precio a plazo cada vez mayor frente a la indexación completa al mercado del modelo anterior, pretendiendo así no depender de los vaivenes de mercado y tratando de aportar una mayor estabilidad a esta tarifa. Así, de manera progresiva a partir de 2024, un porcentaje del precio de la energía viene determinado por una cesta de productos a plazo, siendo este porcentaje del 25% en 2024, 40% en 2025 y 55% en 2026, donde un 10% de ese porcentaje corresponderá al índice de precios mensual, el 36% al trimestral y el 54% al anual.
Este nuevo sistema trae consigo una mayor estabilidad, pero no necesariamente ahorro, para los consumidores suministrados por la tarifa regulada, quienes un día como hoy (19/09/2024) pagan el PVPC a 263 €/MWh en la hora punta, en lugar de 155 €/MWh que es el precio mercado.
Como consecuencia de esto los consumidores acogidos a esta tarifa no sufrirán de manera íntegra los picos en el precio mayorista, que futuras crisis energéticas pudieran producir, pero también suavizará el impacto en su factura de aquellas horas en las que el precio de mercado es 0 -o incluso negativo- y que debería traducirse en unos precios de escasos céntimos por cada kWh.
Este cambio, a la hora de configurar la tarifa, ha supuesto un incremento de la factura PVPC para un consumidor promedio en lo que llevamos de año, esto se produce debido a que el precio final de mercado es inferior al previsto por el mercado de futuros.
En caso de una crisis energética con precios elevados, como la de 2022 con precios superiores a 200 €/MWh, la cesta de productos a plazos podría amortiguar el impacto para los clientes PVPC. Además, el cambio en la generación eléctrica, con la creciente producción fotovoltaica, está desacoplando las horas de peajes de los picos de producción, generando precios bajos o incluso negativos en ciertas horas, lo que sugiere la necesidad de adaptar el sistema de peajes. Nuevas tecnologías como el almacenamiento y la agregación de demanda podrían optimizar el consumo durante horas de exceso de generación renovable y reducir el uso en momentos de precios más altos.
Desde Selectra, nos sumamos al debate sobre el futuro del PVPC, preguntándonos cuánto tiempo más debería durar este régimen “transitorio”, y si mientras tanto no debemos alinearnos mejor con las realidades del mercado actual buscando garantizar un mercado eléctrico competitivo, justo y adaptado a las necesidades del consumidor de hoy.
Borja Osta Gallego
Subdirector de Selectra