El cloud computing ha revolucionado el mundo tecnológico en un plazo muy breve tiempo. En poco más de una década, hemos pasado del escepticismo y de entenderla como una moda pasajera, a un consenso generalizado de que es el nuevo paradigma y que ha llegado para quedarse.
De hecho, tal y como se recoge en un estudio realizado por los analistas de Gartner, la nube está demostrando ser una de las tecnologías más revolucionarias y transformadoras de todos los tiempos, y será a su vez la base necesaria de la que partirán las disrupciones del futuro. Tanto es así, que el estudio apunta cómo el sector de los servicios de nube pública creció el pasado año hasta alcanzar un volumen de facturación de 246.800 millones de dólares.
Analistas del sector, académicos e instituciones gubernamentales aseguran, con cada vez mayor rotundidad, que la nube es algo que va más allá de una mera sustitución de los modelos convencionales de la informática. Muy al contrario, la nube se percibe como algo genuinamente revolucionario; una tecnología que transforma las labores que desempeña el personal informático; hace posible nuevos servicios; impulsa la innovación y reduce los obstáculos que las start-ups deben superar para transformar sus sectores de actividad.
Sin embargo, resulta importante mencionar que la evolución continua de la nube y de su capacidad para hacer posible un crecimiento económico a escala mundial se verán fuertemente afectados por la legislación y decisiones políticas que se adopten para regular su uso. Por ello, comprender cómo se produce y cómo evoluciona la legislación en torno a la nube es hoy más importante que nunca para las grandes empresas que busquen aumentar su eficiencia, fortalecer su seguridad y acelerar la innovación.
Políticas en torno a la nube que estimulen el crecimiento
La buena noticia es que las políticas cloud bien diseñadas ya están permitiendo que organizaciones de todo el mundo se beneficien de la escalabilidad, la seguridad y el ahorro de costes que traen consigo la tecnología cloud.
Así, por ejemplo, desde 2017 hemos visto cómo gobiernos nacionales y regionales y grandes agencias gubernamentales han publicado nuevas normativas fomentando el uso de la nube pública. Entre los ejemplos más relevantes podemos contar los del gobierno de Australia, que publicó su Secure Cloud Strategy (Estrategia para una nube segura), que vino a reemplazar la política de informática en la nube para organismos gubernamentales de 2014; el gobierno de Argentina, que ha adoptado políticas que priorizan el uso de la nube, y el Ministerio de Defensa estadounidense, que publicó una directriz buscando “acelerar la adopción de arquitecturas y servicios en la nube, priorizando soluciones ya disponibles en el mercado”.
Estas políticas vienen a demostrar cómo los planteamientos cloud-first se están convirtiendo rápidamente en la norma entre los gobiernos de todo el planeta. Sin embargo, el sector ha evolucionado mucho en los últimos 12 meses. En ese lapso hemos asistido al surgimiento de «políticas nativas de la nube», diseñadas para acelerar más si cabe la capacidad de los organismos públicos de extraer beneficio de la nube.
¿Qué es una política nativa para la nube?
Cuando decimos que algo es «nativo de la nube» no nos referimos simplemente a adoptar la nube frente a cualquier otra opción. Se trata de un cambio de planteamiento por el que los gobiernos reorganizan sus procesos de forma que puedan aprovechar las soluciones que ya se ofrecen en el mercado y valerse de ellas para incrementar su eficiencia.
Por ejemplo, al adoptar una política nativa para la nube, los organismos públicos pueden exprimir el potencial de la tecnología cloud, que puede ir desde el Internet de las Cosas hasta el machine learning, para crear aplicaciones y servicios tecnológicos robustos, flexibles y modernos. Esto marca un cambio muy importante y supone dejar atrás décadas de optar por centros de datos físicos administrados directamente, para pasar a utilizar la nube como recurso principal.
En última instancia, las políticas cloud nativas buscan aportar valor a quien las adopta. Ya sea fomentando la innovación, posibilitando nuevos modelos de negocio o fortaleciendo la seguridad y la adecuación a normativas, la nube ayuda a gobiernos de todo el planeta a incrementar su eficiencia, reducir sus costes y acelerar su innovación.
Fortaleciendo la seguridad y la adecuación a normativas
La seguridad y el cumplimiento de las normativas de datos vigentes son elementos de crucial importancia para las instituciones gubernamentales. La entrada en vigor de normativas como el RGPD en Europa hace que las organizaciones de todo tipo se preocupen, hoy más que nunca, de la gobernanza y uso de los datos. Por ello, nunca ha sido tan importante como lo es hoy contar con políticas adecuadas, que garanticen la correcta protección de los datos. Es llegado este punto, en el que las políticas nativas de la nube desempeñan un papel clave.
Al optar proactivamente por soluciones cloud en vez de infraestructuras on-premise, los gobiernos pueden robustecer su seguridad, al tiempo que incrementan su flexibilidad, escalabilidad y eficiencia presupuestaria. Las mejores plataformas de la nube cuentan con niveles de seguridad líderes a nivel mundial, lo que permite a los usuarios automatizar sus controles de seguridad y gobernanza y agilizar los procesos de auditoría y detección de amenazas, mitigando con ello los riesgos de error humano. Además, la nube ofrece controles de seguridad integrados en todos los niveles del proceso de gestión informática, en lugar de confiar en las auditorías de seguridad retroactivas del pasado, lo que se traduce en la identificación y eliminación de las amenazas en tiempo real.
El resultado de todo ello es entornos automatizados que cumplen sobradamente cualquier requisito en materia de gobernanza, seguridad y adecuación a normativas. Y lo que resulta de crucial importancia, la nube permite a los organismos públicos demostrar que los estándares de seguridad de sus políticas de datos se cumplen plenamente, ayudándoles a garantizar que se cumplen las normativas globales y regionales que estén en vigor.
No cabe duda alguna de que la informática en la nube es el nuevo paradigma de cómo consumimos servicios informáticos. Sin embargo, para seguir adoptando nuevos servicios, innovando y creciendo, resulta clave contar con las políticas adecuadas que no solo hagan de la nube la prioridad, sino la opción principal para todas las aplicaciones y planes de desarrollo tecnológico.
Gracias a sus ventajas, que van desde una mayor agilidad y ahorro, a una seguridad y adecuación a normativas más fiables, la nube continúa brindando a los organismos públicos las herramientas que necesitan para transformarse y eliminar las complejidades y errores humanos que pueden poner en peligro los datos de sus usuarios. De cara al futuro, consideramos que para que los organismos e instituciones gubernamentales puedan seguir aprovechando el potencial para la innovación que les ofrece la nube y hacer realidad servicios que marquen diferencias en lo económico, es imprescindible contar con políticas cloud nativas.
Carlos Sanchiz
Manager solutions architecture, Amazon Web Services