En España hay más de 2,8 millones de pequeñas empresas de menos de 50 empleados, y más de la mitad de ellas son empresas sin asalariados, es decir, pequeños negocios de autónomos, levantados a base de ilusión, inversión, esfuerzo, muchas noches sin dormir y días sin parar de trabajar; de cuidar el producto y a los clientes, de diferenciarse de la competencia…
Lamentablemente, algunos no han logrado sobrevivir a la brutal crisis provocada por esta pandemia y no han podido subir la persiana tras finalizar el estado de alarma, pero para el resto toca volver a empezar de nuevo, con más esfuerzo e ilusión que nunca, y prepararse para lo que pueda venir. Porque lo que está claro es que no se puede volver la espalda a lo que hemos vivido, ni dejar de pensar que podría volver a ocurrir, así que hay que tomar todas las medidas posibles para adaptarse a la realidad que nos ha tocado. No es fácil, pero la tecnología nos da hoy una ventaja increíble que no tuvieron en crisis anteriores.
Casi cualquier negocio, comercio o servicio puede ser digitalizado, no importa si es una pescadería, un zapatero remendón o una profesora de alemán. De hecho, son muchas las pequeñas empresas que han entendido en los últimos meses que esta era su única salida, y han decidido ir a por ello con toda su artillería, sumándose a la tendencia de las compras a domicilio, los cursos online o la atención al cliente por videollamada. Y hay numerosos ejemplos de tiendas de jardinería, de material deportivo o de decoración que han logrado multiplicar sus pedidos y su facturación, a pesar del cierre gracias a Internet.
Poner en marcha una tienda online, o dar un giro digital a nuestro negocio, no es un proceso complejo, y sin duda tiene beneficios, aunque también algunas dificultades. Repasemos algunos aspectos clave.
El dinero. Lanzar un negocio online conlleva un gasto, pero debemos verlo más bien como una inversión. Si ya tenemos una página web, aunque solo sea a modo de escaparate, la implementación de una plataforma de e-commerce puede resultar relativamente sencilla y asequible. Si partimos de cero supondrá algo más, pero hay plataformas de creación de tiendas online y páginas web mediante plantillas que nos pueden ayudar, no solo a tener una web en pocos días, sino también a conocer y evaluar todos los gastos adicionales que conlleva, como la reserva del dominio, la adecuación a la RGPD, la pasarela de pago, etc.
La marca. El nombre de nuestra tienda cobra aún más importancia en el universo de Internet. Deberíamos tratar de mantenerlo para que nuestros clientes habituales nos reconozcan y nos puedan seguir también por este canal (al fin y al cabo, serán nuestro primer público); pero puede que ese nombre ya esté ocupado, o que nos parezca que no tiene el suficiente gancho para destacar en la Red (un nombre de pila, por ejemplo). En ese caso podemos buscar algo alternativo, que nos identifique y sea atractivo, y reservarlo rápidamente. Si no tenemos imagen de marca, es importante crear un logotipo atractivo que presida todas nuestras comunicaciones para así construir nuestra imagen digital.
La eficacia. Si decidimos entrar en el negocio digital debemos considerarlo tan prioritario como nuestro negocio físico, y tomarnos muy en serio su gestión y su mejora continua, cuidando al máximo los detalles y el servicio al cliente, y siempre con la máxima agilidad que requiere el entorno virtual. Es importante que apostemos por una web sencilla pero eficaz, que ofrezca una buena experiencia de usuario y sea fiel al espíritu de nuestro negocio.
La competencia. Nuestros rivales ya no solo son las tiendas del barrio, ahora tenemos que destacar ante una competencia mucho más amplia, y debemos hacerlo como siempre con un buen producto, pero también con el mejor posicionamiento que podamos conseguir, ya sea orgánico (mediante SEO y boca a boca) o promocionado (los motores de búsqueda suelen ofrecer buenas ofertas para nuevas empresas). La idea es que si alguien busca ‘frutería en Valladolid’, la nuestra aparezca como una de las primeras opciones. Conviene también tener una estrategia activa en redes sociales, con mensajes frescos y claros que que marquen la identidad de nuestro negocio.
¡Organización! Es importante mantener el control de los pedidos y las peticiones (pre o posventa) de los clientes. El comprador online tiene aún menos paciencia que el que de la tienda física, y abandonará la compra o evitará hacer un segundo pedido si no se le atiende correctamente. Ser una pyme online no nos exime de mantener una de las ventajas de este tipo de empresas: la cercanía y la atención personalizada, por lo que hay que atender al usuario como si lo tuviéramos delante, y asegurarse de que sus pedidos le llegarán en condiciones óptimas y a tiempo. Ofrecer facilidades en las devoluciones y contemplar todas las opciones, como pedir online y recoger en tienda, o comprar en tienda y recibir a domicilio, puede ser estratégico.
Con Internet en el móvil, hoy nuestro cliente puede estar en cualquier parte y comprar a cualquier hora, y eso para el negocio de una pyme representa unas posibilidades infinitas si jugamos bien nuestras cartas. La reactivación nos obliga a reinventarnos, hagámoslo con cabeza y aprovechemos las oportunidades que, dicen, surgen de todas las crisis.
Matthias Henze, founder de Jimdo