La crisis financiera de 2008 es tan reciente que aun padeciendo sus secuelas nos ha alcanzado el tsunami del Covid, una ola bajo la que todavía nos encontramos y que, por su magnitud, aún ignoramos cuál ha de ser su verdadero alcance.
La especial “exposición” de la economía española a sectores como el del turismo y la hostelería están demostrando que esa ola posiblemente provocará unos daños más importantes que otras economías más diversificadas, con un mayor peso específico de la industria y con una menor atomización empresarial.
Esta mayor exposición a esta nueva crisis va a suponer, está por ver en qué medida, un nuevo incremento de las tasas de morosidad en las operaciones comerciales y en el cumplimiento de las obligaciones frente a las entidades financieras.
Muchas empresas y muchos autónomos se han acogido al colchón facilitado por el Estado mediante sus líneas de avales ICO, que han dado a las entidades bancarias un confort suficiente para insuflar mucha liquidez a nuestra economía.
Pero si esta no despierta a ritmo adecuado, estas inyecciones de liquidez, que no se pueden mantener indefinidamente, pueden acabar de forma dramática, una vez más, para las pequeñas y medianas empresas y para los autónomos.
En este sentido, es muy importante que estas empresas, en la medida de lo posible, sean ágiles y se anticipen de manera precavida al mar de fondo que puede suponer el mantenimiento de bajos niveles de facturación, el padecimiento de impagos comerciales y un eventual cierre del grifo de la financiación facilitada por el Gobierno y la UE de manera artificial.
Unos adecuados y realistas planes de negocio y de tesorería, una “economía de guerra” en el día a día y una visión estratégica de futuro clara (diversificación de negocio, establecimiento de alianzas para ganar “músculo”, ampliación de mercados, internacionalización, digitalización, “ecotransformación” de procesos productivos) pueden ser la llave de la supervivencia.
Junto a ello, un adecuado control de cobros y pagos, de gestión extrajudicial y judicial de los impagos y un adecuado asesoramiento previo a la suscripción de operaciones de financiación y a la firma de operaciones de refinanciación o ampliación de las líneas de crédito, así como un adecuado asesoramiento en la refinanciación de la deuda frente a entidades bancarias, son elementos clave que toda empresa debe tener bajo estricta vigilancia.
Miquel Morales Sabalete
Socio área Litigación y Arbitraje. AGM Abogados