omenzamos un año en el que el modelo laboral ve cómo se transforma, ante la polémica por la iniciativa del Gobierno de cambiar los contratos laborales a tan solo cuatro modelos, potenciando los contratos por hora para emprendedores, con empresas de menos de 50 trabajadores. Lo cierto es que el modelo es un paso hacia lo que parece una tendencia obligada en el futuro laboral de los españoles. Trabajar por horas no es malo, e incluso puede ser bueno, si conseguimos que se valore esa hora laboral al precio que realmente lo vale.
Pero la cuestión es ¿a cuánto hay que valorar la hora de trabajo? ¿En base a que parámetros hay que cuantificarlo? Es obvio que dependerá de los sectores de actividad y, por supuesto, de la cualificación profesional, así como de la importancia que este tenga.
Parece complejo de valorar pero si somos éticos —trabajadores y empresarios— y dejamos de buscar el engaño en la negociación a la hora de poner precio al trabajo a realizar, la cuantificación se simplifica y el problema se elimina.
Este ha de ser el objetivo, un objetivo basado en algo tan importante y escaso en nuestra sociedad como la ética, pero que al final nos va a definir un comportamiento social y sobre todo una actitud empresarial que nos va a hace crecer en nuestra cualificación laboral o empresarial, —dependiendo en que parte nos encontremos—, que nos va a facilitar la calidad del trabajo bien hecho y sobre todo vamos a tener una gran oferta laboral y empresarial.
Esta es una visión realista de la situación próxima y el modelo laboral real que se dibuja para el futuro. Un modelo bastante más real que el que propone el Gobierno, que no es otro que el de seguir dando palos de ciego de espaldas a la realidad y a la actual situación de nuestro país. Pero no cabe duda que el primer paso es dar ejemplo.