El mundo había parado su frenética actividad durante unos días, al menos una parte del mundo. Las personas sonreían más, se abrazaban y besaban efusivamente e incluso ayudaban a los que más lo necesitaban. Los enemigos se habían dado una tregua…
Una luminosidad permanente se instaló en las calles y en los ojos de la gente, más allá de las luces de colores que inundaban cualquier espacio.
¿Era un sueño? No, era el espíritu de la Navidad que se había adueñado de la Tierra…
FELIZ NAVIDAD