CEPYME ha querido poner en valor el gran esfuerzo que han hecho y están haciendo las pymes para adaptar los lugares de trabajo. Y es que con la llegada de septiembre numerosos trabajadores se han incorporado a la jornada “presencial”, lo que ha implicado la adaptación de diferentes lugares de trabajo para cumplir con las normas de salud pública establecidas por sanidad.
Concretamente, las organizaciones han realizado tres tipos de medidas. En primer lugar, de prevención, es decir, reorganizar los puestos de trabajo, turnos, información, realización de PCRs, etc. En segundo lugar, medidas de protección, las cuales han conllevado la instalación de mamparas y barreras de seguridad, así como entrega de EPIs. Y, por último, de higienización, que ha implicado una limpieza intensiva periódico de puestos de trabajo y espacios comunes e instalación de dispensadores de gel hidroalcohólico.
Con este panorama la confederación ha señalado el gran coste que está suponiendo para las pymes españolas cumplir con estas medidas. Un esfuerzo económico al que están destinando más de 2.000 euros, pruebas PCR aparte, si se trata de microempresas de cinco trabajadores. Unos gastos que aumentan según dos variables, el número de empleados y las características de cada lugar de trabajo.
A lo anterior hay que sumar la realización de pruebas PCR, que se están haciendo de forma generalizad y que tienen un coste de 180 euros por trabajador. Pruebas que se deberían realizar de manera periódica para fueran realmente efectivas, pero que debido a su coste se hace totalmente inviable sobre todo para las empresas con menor capacidad.