La luz ha vuelto a nuestras calles, hogares y oficinas. Ese resplandor que hace estos días especiales nos hace ser más solidarios, más amables, más receptivos. Un sentimiento que va más allá de nuestro círculo más cercano. Que recorre pueblos, ciudades y países y se instala en el mundo. Un mundo que, por unos momentos, intenta aparcar todo lo malo y llenarse de una bondad inusitada.
Sí, es cierto, estos buenos deseos deberían permanecer perpetuos pero, aunque incomprensiblemente no sea así, disfrutemos de estos maravillosos días en los que cada árbol, cada estrella y cada Portal de Belén nos recuerdan la magia de la Navidad. Porque cada uno de ellos nos dicen lo mejor que llevamos dentro y que podemos compartir, más allá de estas fechas.
FELIZ NAVIDAD