En muchas ocasiones se ha reflexionado en artículos de investigación, literatura o cine, cómo el lenguaje afecta al traspaso de información, a la comunicación entre humanos, e incluso cómo moldea la forma de pensar. Quizás tres de las referencias más ilustrativas sobre el tema serían:
* El artículo escrito por Benjamin Lee Whorf en los años 40, “Science and Linguistics” donde pone de manifiesto que en la mayoría de lenguajes, a excepción del esquimal, tenemos una sola palabra para definir la nieve. Los aztecas fueron un paso más allá y tenían la misma palabra para frio, hielo y nieve, aunque con diferentes terminaciones. Sin duda, limitante desde el punto de vista de la sociedad esquimal.
* La película Arrival (Titulada en español como La llegada) dirigida por Denis Villeneuve en la que, tras la llegada varias naves espaciales a la tierra, solicitan la ayuda de una lingüista para encontrar o crear un lenguaje común que permita conocer las intenciones de esta vida extraterrestre. Su lenguaje era circular, no había principio ni fin, distorsionando así, su visión del tiempo.
* La TED talk sobre lenguaje de Lera Boroditsky, profesora de ciencias cognitivas en la UCSD. Esta científica presenta ejemplos brillantes de cómo el lenguaje y la gramática afecta a los pensamientos, comunicación y sociedades; una buena muestra sería pedir a varias nacionalidades ordenar temporalmente una secuencia de imágenes. Los españoles sin duda colocaríamos las situaciones más antiguas a la izquierda, influenciados por nuestra escritura de izquierda a derecha, mientras que si tu idioma materno es el árabe o hebreo probablemente lo harías al revés, de derecha a izquierda.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con la elección de un software o con la gestión del cambio en una empresa?
Todos, en alguna ocasión, hemos adaptado nuestra forma de trabajar a las herramientas que teníamos disponibles o a los procesos heredados al llegar a nuestro nuevo puesto de trabajo. Es decir, que el lenguaje que da forma a nuestro trabajo o al traspaso de información dentro de una empresa, sería el software del que dispone la misma. Si ese software no se adapta a las necesidades de esa empresa en el tiempo, el trabajo se vería limitado, como el concepto de nieve para los esquimales. Es por lo tanto de vital importancia la elección de un software que te permita re-imaginar, desaprender, para adaptarte a un entorno cada vez más dinámico, competitivo y de mayor exigencia.
La importancia de las best practices como lenguaje común:
Se deberían adoptar las mejores prácticas y estandarización como pilares fundamentales para la gestión de negocios, sin dejar que una herramienta obsoleta o mal diseñada impidiese la optimización de procesos para los empleados. Por ejemplo, para la gestión de facturas de proveedores, lo ideal sería reducir el trabajo manual tanto como fuese posible, sería necesario, por tanto, buscar un software que permitiese esta automatización y no adaptar este proceso al software existente. Otro ejemplo ilustrativo, si pensamos en la aplicación de descuentos a nuestros clientes, lo más interesante y beneficioso sería realizar descuentos personalizados en lugar de adaptarlos a los descuentos que ya tenemos aplicados dentro del CRM corporativo.
En definitiva, para el funcionamiento óptimo de la empresa como un todo, es fundamental encontrar el software de gestión que facilite la estandarización de procesos y la adopción de las mejores prácticas para evitar que nuestras herramientas de trabajo moldeen nuestra metodología de trabajo; un lenguaje común y flexible. La buena noticia es que, aunque no podemos escoger nuestra lengua materna, sí podemos definir y re-imaginar el software de gestión o los procesos de nuestro negocio para adaptarlos a nuestras necesidades y no a la inversa.
María José Alfonso
Marketing Manager en Altim