El Mercado Alternativo Bursátil, (MAB), se creó en España en el año 2009 como una alternativa de financiación para pequeñas y medianas empresas, un colectivo que representa el 99 % del total de las compañías españolas, ocupa al 80 % de la fuerza laboral y representa el 65 % del Producto Interior Bruto.
Copiando los modelos de mercados existentes en el mundo anglosajón, el objetivo era crear un mercado de capitales que fuera capaz de financiar iniciativas empresariales de crecimiento, ya sea vía internacionalización, lanzamiento de nuevos productos o compra de compañías para aumentar el tamaño. Cualquiera de estas líneas puede ser susceptible de ser financiada vía capital a través del MAB con el objetivo, siempre, de ampliar el capital social de la empresa.
Requisitos
Para cotizar en un mercado regulado como el MAB se requiere de transparencia. Para entrar en el MAB se deben tener las cuentas de los dos últimos años auditadas, sea con o sin beneficios, así como presentar un plan de negocio revisado por un auditor reconocido. Así pues, una pyme que quiera cotizar en el MAB necesita estar dispuesta a mantener un nivel de transparencia que implica informar con detalle de qué es la compañía, su estado financiero, quiénes son sus accionistas y toda su historia jurídica.
A pesar de que no se establece un mínimo de facturación, para atraer el interés de los inversores es necesaria una valoración de la compañía que sea suficientemente atractiva y a la vez significativa como para no hacer una dilución muy grande del capital.
Otra condición es la de presentar una difusión accionarial mínima, es decir, que por lo menos dos millones del valor de la compañía esté en manos de accionistas que representen menos del 5 %. Además, tras entrar en el MAB se tendrá la obligación de dar información semestral y también anual, la cual en este caso deberá ser auditada.
Una pequeña o mediana empresa que entre en el MAB también debe designar un asesor registrado que le ayude en todo el proceso y que le acompañe todo el tiempo que esté cotizando. De alguna manera sustituye al departamento de relaciones con los inversores y con los mercados.
El Mercado Alternativo Bursátil aporta a la pyme transparencia y profesionalización, introduce rigor en la gestión, pone en valor la empresa para los propios accionistas, y le da visibilidad de cara a clientes, proveedores, entidades financieras y entidades públicas. También la orienta hacia la consecución de objetivos, un hecho destacable ya que a menudo la pyme se ve desbordada en sobrevivir en el día a día.
En 2015 siete empresas españolas empezaron a cotizar en el MAB. Una de ellas fue Tecnoquark, un grupo industrial especializado en componentes para la automoción y la aeronáutica con sede en Manresa (Barcelona), que buscaba financiación para diversificar sus actividades hacia el sector aeronáutico, adquirir tecnología y desarrollarse internacionalmente.
Inglaterra y Estados Unidos, la referencia
Hasta ahora la banca ha tenido un peso muy importante en la financiación de empresas en la Europa continental, donde todavía representa de media el 70 % de la financiación de las empresas. Los cambios en la legislación bancaria con los acuerdos de Basilea y los requisitos de capital que implican pueden hacer que esta situación cambie y que el mercado de capitales se desarrolle de forma más decidida. De hecho, en Francia, Alemania e Italia existen ya mercados alternativos que son la mejor solución a uno de los principales problemas, especialmente del sur de Europa, dónde las pequeñas y medianas empresas son muy pequeñas y tienen poco capital para hacer frente a sus retos de crecimiento. Los mercados alternativos les aportan la financiación necesaria para crecer y competir en un mercado global.
El referente en este sentido es el mundo anglosajón. En Estados Unidos e Inglaterra los mercados de capital están más desarrollados. En el AIM, el mercado inglés referente para el MAB, los inversores tienen ayudas directas para invertir en compañías que coticen en el AIM. Si mantienen la inversión de un millón de libras durante dos años tienen desgravaciones fiscales, y si reinvierten en compañías del AIM hasta un millón de libras, no tributan por las plusvalías que se hayan generados con estas compañías. En nuestro país esto no sucede.
Carlos Soler
CEO de Tecnoquark Group