Para muchas empresas la internacionalización es capital en su crecimiento. Según los datos de Safeguard Global, experta en gestión del talento, el 80 % de los expertos en RR. HH. piensa que la expansión internacional es vital para el crecimiento de su empresa y un 54% de los responsables en departamentos de finanzas y RRHH cree que tendrán empleados en más de siete países en los próximos cinco años.
Esta internalización, sin embargo, entraña sus dificultades especialmente para las pymes, que como apuntan desde Safeguard Global, no suelen contar con perfiles específicos para abordarlo. Entre los retos del proceso se señalan: resolver aspectos como domiciliaciones internacionales, contrataciones remotas, gestión operativa, legal y administrativa, a lo que se suma, las altas expectativas sobre la expansión.
En este sentido, Triana Palomo, Safeguard Global country manager para España, señala tres aspectos que pueden hacer fracasar el salto internacional de las empresas. El primero de ellos es operar en el nuevo mercado sin presencia local. Según señala Palomo, aunque parezca en principio que la gestión remota ahorra coste de implantación, según los estudios de Safeguard Global, solo el 2,2 % de las empresas consigue ganar clientes cuando no están presentes en el nuevo país.
El segundo aspecto que puede ahogar el proceso es, según la responsable de Safeguard Global, abrir una sede legal cuando no es necesario operativamente o no se puede asumir el coste. Como comenta Palomo, “cada país tiene una legislación diferente sobre qué tipos de trabajo se pueden desarrollar con o sin una entidad física, por lo que determinadas actividades requerirán la presencia de oficinas en el país de destino”. Además, la directiva recomienda también abrir una sede cuando se cuenta con un número suficiente de empleados que dan sentido a esta inversión, lo que permite a la empresa crear su propia experiencia legal y de recursos humanos en el país. “Trabajar con un EOR (Employer of Record) ofrece la puesta en marcha previa a estas entidades. Y la nómina global puede hacer que esta sea una transición perfecta para las empresas”, explica Palomo.
El tercer error que puede llevar al fracaso de esta internalización, es según Palomo, contratar freelance internacionales. Algunas compañías, cuando necesitan algún trabajador en el país de destino, deciden contratar un freelance, pero como alertan desde Safeguard Global, el 60 % de las veces en las que se contrata a un freelance se cruza la línea de non-compliance. Tal y como advierte Palomo, “podemos estar tratando a un freelance como empleado incumpliendo la legislación o sin ofrecerle las coberturas sociales (Seguridad Social, vacaciones, bajas…) establecidas por la normativa de ese país, aparte de los riesgos de seguridad informática e IPs o la rotación”. Para Palomo esta fórmula es solo adecuada cuando se tienen necesidades muy puntuales o en proyectos por horas. Si se necesitan trabajadores a largo plazo, desde Safeguard Global cuentan con soluciones de contratación remota que permiten que ese freelance se convierta en trabajador de la empresa, cumpliendo todas las normativas legales y en menos de 2 semanas.