Nunca como ahora habremos tenido a lo largo de toda nuestra carrera profesional un grado de incertidumbre tan elevado ni un misterio tan profundo como el panorama que nos encontraremos cuando volvamos a nuestra actividad al 100%.
Cuánto pagaríamos por saber cómo será ese nuevo amanecer al ser incapaces de poder imaginar o valorar esta situación, ya que no solo es excepcional sino única.
Solo sabemos algunas cosas como, por ejemplo, que la duración del parón será proporcional al daño económico y por lo tanto al cierre o a la presentación de concursos de acreedores de las empresas, pero eso depende de la evolución del virus únicamente.
Seguramente otra de las certezas que podemos tener es que cambiará nuestra forma de dar valor a cualquier cosa relacionada con la vida personal y profesional.
Y también hemos podido constatar que los recursos son limitados y que todo tiene un tope, por eso nos sentimos vulnerables ahora, porque nos creíamos intocables.
Otra verdad absoluta es que será la primera vez en la historia en la que veamos cómo toda nuestra agenda se ha ido al traste como si se hubiese quedado en blanco.
Y uno de los mejores recuerdos que podremos tener de este período tan cruel será sin duda la práctica real de la solidaridad de una parte de la población y de numerosas empresas que han sustituido el papel del estado en un momento crítico y han salvado numerosas vidas con su generosidad. Otras han contribuido a disminuir el dolor, sin duda. Solo desear que nunca se olvide lo que hicieron estas empresas españolas ya que los humanos somos dados a olvidarnos de algo tan importante como esta demostración real.
En una famosa escuela de negocios en 2019 se nos dijo que estábamos en un momento donde se imponían claramente las 3 Rs:
- Reinventando los mercados.
- Reinventando los empleos.
- Reivindicando una nueva sociedad.
Nunca fue tan cierto esto como ahora, así que felicidades para el autor.
Las dos primeras, sin duda, ya las tenemos aquí y habrá que ver las consecuencias que nos traerán, pero seguro que algo más de pobreza colectiva a corto plazo será una de ellas, un paso atrás en el famoso estado de bienestar que es más caro de lo que parecía.
La tercera será la única forma de acabar con los sistemas actuales de privilegiar a una pequeña parte de la sociedad que vive de lo público, y muy bien por cierto, pero seguro que nos costará algo más de tiempo y lucha para equilibrar sistemas y encontrar una nueva sociedad más justa para todos.
A partir de estas reflexiones surgen un montón de preguntas e interrogantes entre las que podrían estar las siguientes:
- ¿Cambiaremos en algo como profesionales?
- ¿Qué primeras sensaciones nos invadirán nada más subir el telón?
- ¿Todo esto supondrá algún aprendizaje importante para todos?
- ¿Cambiarán nuestras prioridades y lo importante tras la traumática experiencia?
- ¿Cuántos cadáveres económicos veremos y cómo nos afectará anímicamente?
- ¿Cómo será la reacción y el comportamiento del consumidor a la vuelta de este paréntesis y a qué grado de flexibilidad nos obligará?
- ¿Se le dará por fin el papel vital que tiene el mundo emocional en la empresa para poder sobrevivir y conseguir objetivos de forma ética?
Y nos haremos muchas más preguntas, pero estas estarán en la lista, sin duda, y otro aspecto que parece otra certeza tras este limbo donde todo parecía evaporarse es que cuando volvamos a empezar, el trabajo en equipo adquirirá una importancia tal que podrá marcar la diferencia entre las empresas que inicien la recuperación y las que se hundan.
O empezamos el nuevo ciclo más unidos que nunca y vamos todos a una o no habrá tal recuperación y el problema es que no tendremos mucho tiempo ni varias oportunidades. Hay que despegar desde el minuto uno.
Algunas frases relacionadas con nuestra situación actual:
- Aplazar una cosa fácil hace que sea difícil, aplazar una difícil la hace imposible.
- El mundo es de Dios, pero se lo alquila a los valientes.
- Tan solo hay 3 grupos de personas: las que hacen que las cosas pasen, las que miran las cosas que pasan y las que preguntan lo que pasó.
- Por la calle de después se llega a la plaza del nunca.
José Carrasco