El sector inmobiliario ha sido uno de los más lentos en transformarse digitalmente. Después de todo, una vivienda, un local o cualquier otro tipo de propiedad no tienen más remedio que ser físicos. Pero es verdad que, en líneas generales, la tecnología está ya muy implantada en muchos de los ámbitos que toca, empezando por la gestión interna de las compañías tanto constructoras o de arquitectura como inmobiliarias y siguiendo por las inmobiliarias con el marketing y la publicidad, que hace ya bastantes años que saltó de las páginas de anuncios por palabras del periódico o de los carteles de ‘Se vende’ o ‘Se alquila’ en las ventanas a las pantallas del ordenador (y más recientemente del móvil).
Tal vez este último sea el aspecto más visual y conocido del llamado sector Proptech. Pero es mucho más lo que se está digitalizando en este sector, empezando por las visitas a las propiedades que cada vez más son virtuales (con mayor o menor calidad, todo hay que decirlo) y que llegarán a su cúlmen cuando se democratice el uso de las gafas de realidad virtual. Incluso el acuerdo final donde el usuario ya puede, si quiere, completar todo el proceso de compra, o venta según el caso, a través de un dispositivo electrónico, incluyendo la firma del contrato para la que ya se están incorporando parámetros de seguridad biométricos y firmas digitales autorizadas que lo permiten. La pandemia, como en otros sectores, también aquí lo ha acelerado todo.
Primero limpiar, después vender
Pero, ¿qué hay del trabajo de la agencia y el agente inmobiliarios? ¿Cómo aplican ellos la digitalización a su día a día? Su tarea es, en definitiva, encontrar las mejores propiedades para cada uno de sus clientes: la casa con jardín en las afueras o el ático en el centro, con los metros cuadrados que desean, la distribución, la altura, la edad del inmueble y, por supuesto, el mejor precio. Para ello tienen que buscar y verificar primero toda la oferta disponible, contrastarla y gestionar con los propietarios su posible venta o alquiler.
Si bien es cierto que también a ellos la llegada de internet les ha facilitado enormemente el trabajo, por otro lado también ha multiplicado la sobrecarga de información que han de manejar. Hoy cualquier propietario puede ofertar una casa o local en decenas de plataformas de uso libre y gratuito, subir o no imágenes, poner distintos precios en cada una o incluso un aspecto distinto según el montaje fotográfico, y parte del trabajo del agente consiste en, precisamente, buscar propiedades que hayan salido nuevas al mercado y eliminar los duplicados de las carteras y de las diferentes plataformas de anuncios inmobiliarios online. No solo eso, también las que provengan de constructoras, fondos de inversión o carteras de bancos, ¡y unificarlo todo en un mismo sitio!
Puede parecer baladí, pero en un mercado de vivienda (tanto nueva como usada) tan grande y con tanto peso como el español, esto supone hasta dos horas diarias. La tecnología, más concretamente la inteligencia artificial, permite solucionar este problema identificando esas propiedades duplicadas de manera eficiente y rápida, y dando a los consultores inmobiliarios información actualizada y precisa, con un listado limpio y transparente con el que poder trabajar. Continuando con la analogía de los anuncios por palabras, sería como si alguien revisara los distintos periódicos por nosotros, encontrara los que se repiten (aunque la descripción fuera ligeramente distinta) y nos presentara solo los que más pudieran interesarnos. Incluso en el caso de que los precios fueran distintos según el medio, escogería el menor para nosotros. Con la diferencia de que el sistema lo realiza de manera automática, en segundos y con información actualizada varias veces al día.
Además, igual que las personas aprenden, también lo hacen las máquinas (machine learning), con lo que una plataforma de este tipo puede adaptarse a los usos y necesidades de cada agencia o agente (rango de precios, localización, tipo de clientes…) y seguir evolucionando para lograr miles de oportunidades de negocio, tanto con compradores como con vendedores.
Muy pronto el trabajo ‘de calle’ en este sector será cada vez menor, mientras que se dirige hacia un modelo aún más de consultoría, donde se afianzan contactos y se presentan propuestas que no solo aportan mucho más valor al cliente, sino que también darán un giro al que hasta ahora se ha considerado uno de los sectores más tradicionales.
Hugo Venâncio
Fundador y CEO de Reatia