Según el Informe sobre el estado del fraude en España 2020-2021, presentado por la Asociación de Empresas Españolas Contra el Fraude (AEECF), han aumentado las acciones fraudulentas en España por el coronoravirus, creciendo la vulnerabilidad de los ciudadanos y desviando la atención de las organizaciones hacia otro tipo de problemas.
Entre los principales problemas a los que se han enfrentado las empresas en su lucha contra el fraude figuran la falta de asignación de recursos humanos y económicos, el desconocimiento de los riesgos del fraude, la falta de integración de las diferentes soluciones en una única plataforma, las barreras al uso o compartición de datos, o la insuficiente tecnología para hacer frente a los fraudes.
¿Cómo ha afectado todo ello a las empresas? En el empeoramiento de la tasa de conversión, en la inversión en equipos de investigación, en los costes de atención al cliente y en los costes de fidelización y retención.
Entre los fraudes más repetidos a nivel empresarial el de identidad de cliente, suplantando la identidad del mismo; seguido por el fraude documental, por el que se modifican los datos reales de un documento. Tras ellos los ataques de phishing y smishing.
El online es el canal por el que más fraude reciben las empresas. Y por comunidades autónomas Andalucía, Cataluña y Madrid son las que muestran más casos registrados.
Desde la AEECE señalan que la necesidad de blindarse ante cualquier amenaza externa obliga a las empresas a poner en marcha soluciones como la compartición de solicitudes de préstamos, herramientas biométricas para la validación de la identidad o la analítica avanzada, por poner algunos ejemplos.