Cuando hablamos de Big Data nos referimos a volúmenes de datos tan grandes que son imposibles de manejar con un software y un hardware normal. En pocas palabras, el Big Data supone el análisis de grandes cantidades de datos a partir de los cuales podemos extraer información útil.
Estos datos pueden ayudarnos a tomar decisiones de negocio tan importantes como redefinir la oferta de nuestra empresa en función de la demanda que detectamos por parte de los clientes, o cambiar de proveedor seleccionando uno más eficiente.
El Big Data es una de las áreas tecnológicas que se espera más vaya a crecer próximamente. En 2017 alcanzó los 32.400 millones de dólares con una tasa de crecimiento del 27% anual según IDC. Además, es importante señalar que el tráfico global de internet se ha quintuplicado en los últimos cinco años, alcanzando los 29.500 petabytes al mes, y continúa creciendo. Estas proyecciones significan que la gestión eficaz de cuestiones como almacenamiento, análisis y accesibilidad a datos pueden convertirse en ventajas competitivas para cualquier negocio.
Sin embargo, aún existen grandes desafíos cuando se trata de utilizar el Big Data. El problema no es tan solo el hecho de trabajar con volúmenes de datos gigantescos. La velocidad y la diversidad de la información también son muy relevantes. Los datos fluyen continuamente de forma desestructurada, por ello necesitan ser recopilados, guardados y procesados en tiempo real. Y para interpretar adecuadamente estos datos y ponerlos en contexto se necesita una infraestructura muy sofisticada.
Por ello, las pequeñas y medianas empresas todavía se muestran reacias a la hora de utilizar el Big Data para extraer conclusiones y nuevas ideas. Los altos costes que suponen su mantenimiento en términos de infraestructura, licencias y mantenimiento, así como la complejidad de las herramientas son una difícil barrera a superar. De hecho, las pymes aluden frecuentemente a la falta de conocimientos para poder llevar a cabo la estructuración de los datos que reciben de forma masiva y completamente desestructurados. La segunda barrera a la que se enfrentan es la de encontrar la herramienta adecuada y poner en marcha la infraestructura necesaria para tratar tal volumen de datos. Aquí es donde el cloud se convierte en una ventaja diferencial. Los proveedores de servicios cloud y herramientas de análisis pueden proporcionar servicios para iniciarse fácilmente en el mundo del Big Data. El modelo as-a-service promovido por la nube permite a las pymes acceder a las soluciones de Big Data de manera eficiente y escalable con un bajo coste. Les permiten crecer a su ritmo sin grandes inversiones y en un tiempo mínimo si es necesario. Por ello, la tecnología cloud ya es la responsable de solventar las principales exigencias relacionadas con el análisis de grandes cantidades de datos.
En definitiva, gracias al cloud computing, los pequeños negocios pueden hacer uso del Big Data en un formato manejable y escalable, asegurándose así de que se encuentran en condiciones de hacer frente al exponencial crecimiento de datos al que nos enfrentamos y con posibilidades de capitalizar todas sus ventajas.