Con el fin de que la economía de la UE sea más competitiva, el Parlamento Europeo ha aprobado una nueva normativa con la que se mejorará la seguridad de los pagos en línea y se permitirá la entrada de nuevos competidores. Una medida que también reducirá los costes que oscilan en torno a los 130.000 millones de euros anuales, equivalentes a más del 1 % del PIB comunitario. Así, a partir de ahora aquellos que tengan una cuenta bancaria en Internet podrán utilizar programas, herramientas o aplicaciones proporcionados por una entidad distinta, que podrá a su vez ejecutar pagos en su nombre. Por ello un cliente podrá autorizar a un nuevo operador que use sus datos bancarios para efectuar pagos desde su cuenta. Y las comisiones cobradas por las entidades no podrán rebasar sus costes directos. Por otro lado, las comisiones adicionales por el uso de instrumentos de pago, como tarjetas de crédito o débito, para las que las denominadas tasas de “intercambio” entre los bancos ya están reguladas, quedarán prohibidas.
Otro dato importante: una entidad bancaria solo podrá negar el acceso a la cuenta de un cliente a un operador de servicios de pago por razones de seguridad objetivamente justificadas y sustanciadas que hayan sido notificadas al organismo supervisor competente.
Los proveedores de servicios de pago estarán obligados a utilizar sistemas de autenticación del usuario para reducir los fraudes y tendrán que garantizar que los datos personales del usuario circulan por canales seguros y solo los compartirán si cuentan con el consentimiento del usuario.